martes, 28 de enero de 2025

Trabajar responsablemente para uno, la mentalidad del propietario, versus el síndrome soviético.

Resulta aconsejable fomentar la mentalidad del propietario, de que, cualquiera que sea la actividad profesional que se desarrolle, uno trabaja para sí.

Crear una cultura en donde las personas piensan que trabajan para sí mismas, con mentalidad de propietario, fomenta el sentimiento cotidiano de eficacia a través de la proactividad y de un sentimiento de responsabilidad personal. Te aconsejo que sientas que eres tu propio empresario y que la empresa para / en la que trabajas es tú cliente. 

La mentalidad de trabajar para ti mismo te hace pensar de una manera más responsable. Responsabilidad proviene, etimológicamente, de capacidad de responder. De eso se trata, de desarrollar y poner en marcha las habilidades para saber dar respuesta inteligente a las demandas de tú trabajo, y eso supone:

 - Tú mismo tienes la responsabilidad de motivarte, eso sí, aprovechando todas las oportunidades que te dé tú cliente. 

- Tú mismo tienes que ocuparte de tu formación, eso sí, aprovechando todas las oportunidades que te dé tú cliente. 

- Tú mismo tienes que arreglarte tú jubilación, eso sí, aprovechando todas las oportunidades que te dé tú cliente. 

Aunque para un trabajador asalariado, este planteamiento parezca una locura, tiene una fuerte base de sentido común, aunque no sea la manera habitual de plantearse el trabajo. El razonamiento es que si tú no te ocupas de tus cosas importantes, no hay ningún motivo para esperar que otros lo hagan por ti. Es tu responsabilidad. 

Con la mentalidad del propietario, se eliminan dependencias que puedan torpedear tu sentimiento cotidiano de eficacia y productividad. Pero también, desde el punto de vista de tú cliente, se fomenta su esfuerzo por conservar sus mejores “activos” para que éstos se queden en la empresa como consecuencia de una decisión explícita y voluntaria. 

La mentalidad del propietario hace que los empleados nos esforcemos por cuidar a nuestros clientes, que procuremos ser un activo de valor, para tener mejores opciones por si hay que cambiar de empresa, porque prescindan de ti, sin motivo aparente justificado, como un activo competitivo para otros clientes. 

Pudiera darse otra paradoja, y es que con esta mentalidad, a corto plazo, haga que las personas que trabajan con la mentalidad de propietario, cambien más de empresa, lo que puede ser un problema para tu/s cliente/s, pero infinitamente menor que el de acabar acumulando personas que se quedan en la empresa porque, a efectos prácticos y de opciones no tienen mejor alternativa. Por eso desde el punto de vista de tu cliente, es mejor pensar qué hacer para retener a la gente buena y eficaz con mentalidad de propietario, en lugar de acabar ocupándose del problema de qué hacer con gente que no sirve porque se han descapitalizado como activos de valor. Es aquello de por qué se van los que quiero que se queden y se quedan los que quiero que se vayan. 

Transformar el Síndrome Soviético en mentalidad de propietario. (1)

El Síndrome Soviético consiste en una forma de pensar y de vivir en la que uno hace como si trabajara y la empresa hace como si se interesara por uno. Es una situación en la cual ambas partes aceptan el auto engaño. Es un pacto por la mediocridad. Aquello de yo no te exijo a cambio de que tú tampoco me exijas. 

En la mentalidad del propietario, la de trabajar para uno, para combatir el Síndrome Soviético, entre otras actitudes y comportamientos eficaces destacan: 

1- La visibilidad del rendimiento. El Síndrome Soviético se manifiesta cuando se tiene la sensación de que no se sabe lo que se hace, por falta de control y supervisión. Para superarlo hay que desarrollar el sentimiento de lo que hago se sabe en la organización, se tiene en cuenta y se valora a través del seguimiento a través de medir y registrar el rendimiento. 

2- En el rendimiento personal hay mucho que ganar pero también mucho que perder. En el Síndrome Soviético tienes la sensación de que, hagas lo que hagas, te llevarás la misma recompensa. Por su parte la mentalidad del propietario se desarrolla cuando se sabe que, si el rendimiento es alto, las contraprestaciones también lo serán, mientras que si el rendimiento es bajo las contraprestaciones también. Es aquello de si lo hago bien, hay premio pero si lo hago mal hay castigo, porque en el juego de la productividad y eficacia hay mucho que ganar pero también mucho que perder. 

3- El empowerment o apoderamiento en la toma de decisiones. En la mentalidad del propietario es necesario incrementar la capacidad de toma de decisiones. Cuando hay muchos filtros y las decisiones viene dadas desde fuera de la esfera personal, lo habitual es caer en el Síndrome Soviético, matando la proactividad y minimizando la responsabilidad del individuo. Para que la gente se responsabilice de su trabajo y de los resultados obtenidos es condición necesaria conocer los objetivos, conocer las métricas del rendimiento y disponer de los medios y recursos necesarios. Cuando el sistema operativo te impide hacer bien tu trabajo, y es necesario pelearse con la maquinaria operativa, con la abundancia de normas y la rigidez de sus procedimientos organizativos para alcanzar los objetivos, eso acaba minando y sovietizando el espíritu del propietario. 

4- La comunicación como el aceite que engrasa todo lo anterior. No sólo hay que conocer las reglas del juego, sino que tienen que ser claras y estar bien comunicadas, porque el exceso de reglamentaciones sin priorizar las importantes de las triviales, son la semilla del Síndrome Soviético. Es aquello de que las reglas no son iguales para todos porque hay gente que se las salta y no les pasa nada. La mejor forma de comunicar es el ejemplo de la mentalidad del propietario, no me digas lo que hay que hacer y se ejemplo de lo que haces. 

Ten mentalidad de propietario y PONTE en MARCHA. 

(1) Luis Huete

sábado, 9 de diciembre de 2023

Emprender y la alquimia en la búsqueda de la piedra filosofal.

Emprender y la alquimia en la búsqueda de la piedra filosofal

¿Alguna vez te has preguntado cómo convertir tus sueños e ideas en aprendizajes para emprender? ¿Cómo transformar las dificultades en una herramienta para la puesta en marcha de tú proyecto? Si es así, descubrir el significado de la alquimia y comprender como la capacidad de adaptación y transformación que todos tenemos puede resultar realmente útil a la hora de emprender.

Qué es la alquimia

Tradicionalmente la alquimia se ha entendido como un proceso mediante el cual estudiosos de todas las épocas han tratado de transformar el plomo en oro, se trata de uno de los principales precursores de las ciencias modernas.

Sin embargo, además de ser la estructura sobre la que se sustenta la industria química y metalúrgica, detrás de la alquimia subyace un simbolismo cuyo significado es mucho más profundo. El mismo hace referencia a la capacidad de transformación que poseemos cada uno de nosotros.

«Aquel que quiera interpretar de acuerdo con el significado ordinario de las palabras, lo que han escrito los otros alquimistas, se perderá en los pasadizos de un laberinto del que nunca podrá salir.»
Artefius

Cuando se habla de “plomo” se refiere a una sustancia impura, densa o sin valor; es un simbolismo que no se refiere únicamente a este metal. De la misma manera, el “oro” hace referencia a un metal noble, puro, valioso, aunque no literalmente a dicho elemento químico.

«Intenta no convertirte en un hombre de éxito, sino más bien en un hombre de valor.»

Albert Einstein.
 
El significado de la alquimia y de la “Piedra Filosofal”

Para comprender el verdadero significado de alquimia es preciso conocer el concepto de “Piedra Filosofal”. Éste hace referencia a una “sustancia” o “elemento” capaz de propiciar la deseada transformación o transmutación del plomo en oro.

Desde la antigüedad, el hombre ha perseguido el sueño de hallar esta “magia” legendaria y actualmente aún buscamos en el exterior esa “piedra filosofal”, precursora y catalizadora del cambio, sin habernos parado a pensar que ya está en nosotros.

“Tú eres un alquimista, haz oro de ti mismo.”

William Shakespeare

¿Y si ese oro siempre estuvo accesible y solo espera a que descubras cómo obtenerlo?

Con el tiempo y el desarrollo en una determinada cultura empresarial y social, redujimos nuestra experiencia vital a una dual, poniéndonos barreras y limitaciones en nuestra concepción del mundo.

En consecuencia, creamos una realidad particular donde tomaron forma y veracidad conceptos abstractos e “inventados”. Simbólicamente, podríamos decir que fuimos “degradando” nuestra naturaleza emprendedora en una naturaleza acomoda y funcionarial llena de paradigmas y condicionamientos mentales.

Cómo encontrar nuestra “Piedra Filosofal”


Por lo tanto, la alquimia nos muestra simbólicamente el camino que invita al ser humano a regresar a su auténtica naturaleza, a la del emprendedor/conquistador de nuevos territorios.

“Cada persona es una manifestación única del todo ya que cada rama es una extensión particular del árbol.”
Alan Watts
 
Lo único que cambia el curso de la historia personal y profesional son las decisiones que se toman y se ejecutan. Decisiones que clarifiquen los sueños que van a regir nuestras vidas, que hacen que esos sueños cristalicen, para desarrollar las capacidades personales. En definitiva decisiones para Poner en Marcha nuestro proyecto profesional y personal.

La alquimia y la importancia del emprendimiento. Conclusión


¿Has identificado qué es lo que quieres cambiar en tu vida y hacia dónde quieres dirigir esas transformaciones?

Ahora que conoces qué es la alquimia es importante comprender que siempre existirán experiencias de fracaso, rechazo, frustración o impotencia, pero que puedes elegir diferentes formas de gestionarlas, pero sobre todo tomando decisiones y ejecutándolas.

Ningún ser humano está exento de vivir situaciones difíciles. Sin embargo, la diferencia entre unos y otros está en la capacidad para Poner en Marcha su proyecto de forma constructiva para transformar cada experiencia en evolución. Al ponernos en marcha podemos convertir nuestro pesado plomo en valioso oro.