El
empowerment
El empowerment no
consiste en conceder poder al personal, sino en liberar los conocimientos, la
experiencia y la motivación que posee cada empleado.
Con el siguiente
relato, Ken Blanchard define las claves para lograr que el empowerment funcione
tanto en las organizaciones grandes como en las pequeñas.
Marvin examinaba un artículo que estaba sobre la mesa de su despacho. A pesar de su reciente escepticismo, este artículo concreto le intrigaba. Su autor insistía en que el empowerment daba resultado, pero que esto no se conseguía en un momento.
Marvin examinaba un artículo que estaba sobre la mesa de su despacho. A pesar de su reciente escepticismo, este artículo concreto le intrigaba. Su autor insistía en que el empowerment daba resultado, pero que esto no se conseguía en un momento.

Citando
un ejemplo del éxito de una empresa con el empowerment de su personal, el
artículo proseguía presentando con entusiasmo el giro copernicano de una
empresa, fabricante y distribuidora del sector textil, a la que la llegada de
la nueva economía de la información la había cogido desprevenida.
Al
director de la empresa, un tal Sandy Fitzwilliam, se le reconocía el mérito de
tener un personal motivado hasta extremos increíbles, que actuaba como si fuera
propietario de la empresa. De hecho, el artículo se refería a Fitzwilliam como
el director que estableció el empowerment.
Quizás
tendría que hablar con él, pensó Marvin. La mayoría de los consultores con los
que he tratado a lo largo de los años nunca habían realmente dirigido nada
ellos mismos. Tal vez pueda hablar con este Fitzwilliam en plan práctico,
directamente y sin ceremonia.
Esta
parecía una buena idea, aunque Marvin aún estaba reticente cuando llamó para
que le dieran el teléfono de Fitzwilliam. Siempre había odiado admitir que
necesitaba ayuda.
Sacaba
de quicio a su mujer cuando, conduciendo su coche y estando desorientado, se
negaba a parar para preguntar a alguien
por la forma de ir en la dirección que deseaban. En esas ocasiones, seguía
conduciendo tercamente de un lado a otro tratando de adivinar cómo llegar por
sí mismo, sin ayuda, a su destino. Y sólo como último recurso paraba para pedir
ayuda.
Creo
que ésta es una de esas ocasiones de último recurso, se dijo Marvin a sí mismo.
Mi consejo de administración no va a esperar hasta las calendas griegas a que
yo descubra cómo hacer para que esta empresa vuelva a ser rentable.
Con
este pensamiento como factor motivador, Marvin marcó el número de teléfono del
directivo que estableció el empowerment. Después de que la señal sonara dos
veces, escuchó la voz de una señorita saludándole:
-¡Buenos
días!
-Desearía
hablar con el Sr.Fitzwilliam – solicitó Marvin.
-Está
al aparato – fue la rápida respuesta.
A
Marvin la sorpresa le cogió totalmente descolocado. Ni por asomo se le había
pasado por la cabeza que Fitzwilliam pudiera ser una mujer. El empowerment era
un concepto lo bastante duro para él como para tragárselo tal cual, ¡y no para
encontrase con que Sandy Fitzwilliam era una mujer!
¿No
quieres taza? ¿pues toma taza y media!, se dijo Marvin. No me lo puedo creer.
¡El tal directivo del empowermwent, una mujer! ¡Y, para colmo, es ella quien
contesta su propio teléfono!.
Sandy
Fitzwilliam rompió el silencio preguntando:
-¿Oiga,
está usted aún ahí?
-Sí,
si – tartamudeó Marvin.
-¿Qué
puedo hacer por usted? – le preguntó ella cortésmente. La mente de Marvin
corría a cien por hora. Aun cuando se sentía incómodo pidiendo ayuda y deseaba
vivamente colgar, se encontró a sí mismo de mala gana su situación y su
necesidad de que de alguna forma le aconsejaran.
-Hemos
agilizado el sistema y la estructura de nuestra empresa de modo que ahora el
personal puede asumir más iniciativas y reaccionar con más rapidez ante las
necesidades de los clientes. Pero el personal continúa inhibiéndose en la toma
de decisiones y las sigue remitiendo hacia arriba en la escala jerárquica. Les
he hablado mucho sobre el empowerment y no puedo comprender por qué ...
-¿Cuál
es exactamente el problema? –le interrumpió la directiva del empowerment.
Marvin tragó saliva y meditó un momento. Después contestó con sencillez:
-El
personal no va a entrar en el juego.
-Permítame
preguntarle una cosa –empezó ella-: ¿le ha ocurrido alguna vez llegar a una
tienda un minuto después de la hora de cierre para encontrarse con las puertas
cerradas?, ¿y que a usted le hacía mucha falta algo y, al ver que aún había
personal dentro, llamó a la puerta y nadie se dignó ni siquiera a mirar?
-Sí,
sin ir más lejos, eso me sucedió justo la semana pasada! –exclamó Marvin.
-¿De
quién cree que fue el fallo?, ¿a quién le echó la culpa cuando se alejó de
allí, en el coche?
-A
los empleados, por supuesto! –contestó Marvin- Apuesto cualquier cosa a que el
jefe no estaba allí y que el personal estaba mirando el reloj, ansioso por
cerrar. Probablemente, ni siquiera les preocupó mi presencia allí.
Sencillamente, lo único que querían, ¡qué diablos!, era salir de allí.
-Falso
–matizó Fitzwilliam.
-¿Qué
quiere decir usted con falso? –le preguntó Marvin poniéndose a la defensiva.
-Es
claro que los empleados estaban ansiosos por marcharse. Pero usted está
equivocado con respecto a quién culpar de la situación. La culpa es del
propietario. Quienquiera que sea el propietario no ha hecho nada por lograr que
el personal que trabaja allí sienta aquel negocio como suyo. Pues, de lo
contrario, hubieran abierto la puerta.
Marvin
meditó sobre esto en silencio.
-Permítame
hacerle otra pregunta –prosiguió la directiva del empowerment-. Si al personal
se le diera la opción, ¿cree usted que escogerías ser brillantes o vulgares en
su trabajo?.
-Brillantes.
-¿Cree
usted verdaderamente eso?, ¿o lo dice porque piensa que es lo que usted tendría
que creer?
-¿Por
qué me pregunta usted eso? –inquirió Marvin.
-Porque
no dispongo de mucho tiempo. Necesito saber cuáles son sus creencias profundas
y verdaderas, lo que siente usted realmente por dentro. Si usted no confía
básicamente en la gente, es mejor que lo dejemos ahora.
Marvin
se quedó desconcertado. ¡Caray!, se dijo, esta mujer no se anda por las ramas.
Respondió de mala gana.
-Bien,
ya que lo tiene que saber, no tengo mucha confianza en la gente. En parte, es
debido, a la antigua formar de pensar jerárquica en la que me eduqué, y es algo
que me he esforzado por superar. Cuando pienso en ello, me parece lógico que el
personal, si se le da la opción, está más inclinado a dar lo mejor de sí mismo
en su trabajo. Pero sólo concluyo esto
cuando pienso en ello. Mi tendencia visceral es a pensar que el personal
no es tan responsable.
-Aprecio
su sinceridad –replicó la directiva del empowerment-. El que usted admita que
el mundo puede dejarle a usted de lado, si no cambia, es ganar la mitad de la
batalla. Esto le resultará especialmente claro cuando usted entienda lo que es
y lo que no es el empowerment.
-Eso
sí que sería ciertamente de gran ayuda –dijo Marvin-. Nunca he oído realmente
una buena definición.
-El
empowerment no consiste en otorgar poder al personal –explicó ella-. El
personal ya tiene mucho poder, en la riqueza de sus conocimientos y en su
motivación, para desempeñar su trabajo magníficamente. Nuestra definición de
empowerment consiste en hacer que ese poder salga afuera, se manifieste. Pero
créame, -prosiguió diciendo en tono más bajo-, no me ha sido fácil aprender esto.
El
empowerment conlleva en sí mismo un sentido de propiedad, y comienza con el
sistema de ideas asumido por la alta dirección. Son demasiados los líderes
empresariales que necesitan dejar de lado la idea de que el personal que
dirigen se presenta cada día en el trabajo preguntándose cómo puede
arreglárselas para hacer lo menos posible en la jornada.
-Si
lo expone usted así, suena terrible –dijo Marvin-. ¿Son muchos los líderes que
tienen tan poca confianza?.
-Yo
sólo me puedo basar en su comportamiento –dijo la directiva del empowerment-, y
en los resultados que logran de sus empleados. No es que el personal sea
incapaz de dar lo mejor de sí mismo: tiene miedo de darlo. La mayoría de las
organizaciones están más concebidas para cazar al personal cuando se equivoca
que para recompensarle cuando hace bien las cosas.
Marvin
reflexionó sobre esto.
-Quiero
que sepa –dijo- que estoy de acuerdo. He conocido organizaciones como ésas. –A
continuación, hizo una pausa, se sumergió profundamente en sus pensamientos, y finalmente
dijo-: Este es en parte el problema en
mi empresa. –De nuevo hizo una pausa, para añadir a continuación-: Pero yo no
voy a ser más un directivo de esa clase. ¡Si tenemos que ser competitivos,
nuestra empresa tiene que convertirse en un lugar en el que el personal esté
contento de mostrar lo que sabe hacer!.
-Creo
que usted es sincero –dijo ella- y presiento que su verdadera satisfacción
llegará cuando vea a su personal tomar la iniciativa. También me hago eco de su
ansia de triunfo. Evidentemente, usted no quiere hacerse un planteamiento para
quedarse en lo vulgar. Pero es preciso que le recuerde que el empowerment es un
proceso que va de arriba abajo, impulsado por los valores asumidos. Esa es la
razón por la que yo tenía que comprobar sus valores.
-Así
que pasé el examen, ¿eh? –dijo Marvin tímidamente.
-Por
ahora. ¿Puede venir a mi despacho a las dos de la tarde el próximo martes?
Marvin
echó un rápido vistazo a su calendario y contestó:
-Por
supuesto. La veré el martes.
Un
momento antes de colgar, la directiva del empowerment añadió:
-Veremos
si podemos iniciarles a usted y a su empresa por el camino que lleva al País
del Empowerment.
Poco
antes de las dos de la tarde del siguiente martes, Marvin detenía su coche en
el aparcamiento de la empresa de Sandy Fitzwilliam y quitaba el contacto del
motor. Recogió del asiento contiguo al suyo su libreta de notas, la abrió y
examinó la proposición resumida reflejada en la primera página. La había
escrito después de su conversación telefónica con la directiva del empowerment:
Si el empowerment no empieza arriba, no se llegará a ningún lado.
-Pase
dentro sin más –le dijo sonriendo la mujer que estaba en la mesa de trabajo en
el exterior del despacho de Sandy Fitzwilliam.
Cuando
entró, Marvin vio a la directiva del empowerment de pie, junto al ventanal de
su despacho, mirando hacia el exterior. Ella se volvió y le saludó con un firme
apretón de manos.
-Soy
Sandy Fitzwilliam. Encantada de conocerle.
-Gracias
por recibirme –comenzó Marvin.
-No
se entusiasme mucho hasta que no descubra si le puedo ser de ayuda o no
¿Recuerda lo que le dije justo antes de colgar el teléfono la semana pasada?
–preguntó Sandy con semblante preocupado. Marvin hizo memoria durante un
minuto.
-Sinceramente,
no.
-Le
dije que usted estaba iniciando un viaje.
_¡Ah,
sí! –dijo Marvin-. Algo relacionado con un viaje al País del Empowerment. Más
que nada suena como si se tratara de un viaje a Disneylandia. Sinceramente, no
sé a qué se refiere con eso.
-No
se trata de un país de fantasía –aclaró ella-. Es algo real. ¿Qué cree que
puede significar?
-Bueno
–dijo Marvin, dejando que su mente vagara-, la palabra viaje sugiere que se
puede tardar algún tiempo en llegar allí.
Sandy
asintió con la cabeza. Más animado, Marvin prosiguió:
-También
evoca un relato de aventuras en el que uno recorre unos caminos que le llevan
más allá de las altas montañas y por bosques umbríos. Suceden cosas
inesperadas. Hay montones de pruebas a superar en el camino. Algo así.
-Muy
bueno –dijo ella, asintiendo con la cabeza-. ¿Y qué le sugiere la frase “El
país del Empowerment”?
-Suena
como si fuera un país distinto del que vivimos ahora, eso sin duda: un país en
el que las costumbres de sus habitantes no son las mismas que me enseñaron. Un
país lejano.
-Lo
está usted imaginando bien –dijo Sandy, sonriendo con evidente satisfacción-.
Aún cuando usted fue reticente al principio, parece como si hubiera captado las
principales ideas, el tiempo involucrado en el asunto y el grado de dificultad
que lleva aparejado. En particular, me gusta que imagine que el País del
Empowerment está alejado de nosotros. La mayoría de los que tratamos que los
demás asuman el empowerment nos encerramos en nuestros propios métodos
impulsados por nuestra manera de pensar tradicional.
-¡Pero
venga ya!, ¿es qué realmente este asunto es tan complicado? –le espetó Marvin.
Sandy se limitó a mirarle fijamente sin replicarle, así que él prosiguió-:
Bueno, después de todo, aquí está mi reacción. No habría venido aquí si las
cosas me hubieran resultado fáciles, Esperaba que usted pudiera facilitarme una
solución ya elaborada de aplicación inmediata.
Sandy
sonrió.
-Le
habría hecho a usted un flaco servicio, si le hubiera lanzado una arenga
encomiástica sobre cómo hacer que el personal asuma el empowerment y le hubiera
expuesto una serie de reglas diciéndole: “Adelante, vaya a por ello”. Como
usted ya sabe cosas, puede que quiera que el personal tome la iniciativa, pero
al comienzo es posible que no sean capaces de actuar el marco del empowerment.
Esto
no sería sorprendente. Utilizando su analogía del país lejano, podría decirse
que no conocen el idioma o las costumbres del País del Empowerment. –Marvin
asentía con la cabeza mientras garabateaba rápidamente en su libreta-. Y
tampoco usted. –Marvin levantó la vista apartándola de su libreta, y Sandy
prosiguió-: Usted y sus directivos puede que no estén preparados aún para
gestionar a un personal que trabaje en un régimen de empowerment. Esto requiere
aprender a dirigir de un modo distinto: dirigir proyectos y equipos humanos
interfuncionales en lugar de grupos de trabajo. Recuerde lo que le dije por
teléfono: el empowerment no consiste en otorgar poder al personal: ¡eso ya lo
tiene!.
Según
Marvin asentía con la cabeza, Sandy señaló a un gran emblema colgado en su
pared, cuya leyenda rezaba: “El personal ya tiene poder a través de sus
conocimientos y motivación. ¡El
empowerment consiste en lograr que este poder se proyecte hacia fuera!”.
La
solemne mirada de Marvin le decía que él estaba reflexionando profundamente
sobre lo que decía.
-Suceda
lo que suceda, le llevará su tiempo llegar al País del Empowerment, y este
viaje les pondrá a prueba una y otra vez a usted y a otros de su organización.
Estará impaciente por la falta de resultados rápidos y tendrá que sufrir contratiempos.
Usted
o sus socios se preguntarán por qué empezaron esto alguna vez o, incluso, si
vale la pena acabarlo. Lo único que les hará continuar será una gran fe y
confianza en el viaje que emprendieron. ¿le ha ocurrido en alguna ocasión que
haya usted tratado de poner en práctica algo en lo que creía profundamente sólo
para acabar descubriendo después que estaba completamente equivocado sobre el
asunto?.
-Bastantes
veces –reconoció Marvin.
-Tendrá
la misma experiencia con el empowerment. Usted ha venido aquí porque todo lo
que ha intentando hasta la fecha para hacer que el personal de su empresa
asumiera el empowerment no le ha dado resultado, Así que ahora la cuestión es:
¿Está usted dispuesto a partir de cero, a dejar de lado las ideas que aún tiene
sobre lo que es acertado en esta materia?
Marvin
sopesó la pregunta.
-Sí
–contestó-, siempre que entienda lo que usted quiera decir.
-Mi
propia experiencia, dijo Sandy- y la de otros, sugiere que a lo largo de este
viaje se va descubriendo una serie de cosas. Una de ellas puede ser que la ruta
escogida no lleva al puerto deseado, Cabe dentro de lo posible que la energía y
la determinación dedicadas a hacer que el personal asuma el empowerment tengan
que ser reconducidas.
-¿Es
eso lo que usted quiere decir cuando plantea que yo debo tener confianza en el
proceso en sí mismo, creer en la utilidad del viaje como tal? –inquirió Marvin.
-Exactamente.
-Me
doy cuenta de que el empowerment no va a lograrse de repente; que voy a tener
que seguir su proceso sin soltarlo. ¿Pero cómo podremos saber si vamos
progresando en el camino? Mi consejo de administración querrá saberlo con
seguridad.
-Eso
también se presta a confusión. En las primeras etapas, los avances serán
pequeños. Sin embargo, es importante estar atentos para detectarlos y celebrar
cada uno de ellos. ¿Sabe usted? La propia naturaleza del éxito ha cambiado.
Antes lo normal era que hubiera unos indicadores claros de lo que significaba
el éxito, pero, en estos tiempos de confusión, los directivos ya no pueden contar
con las clásicas señales indicativas del éxito.
-Parece
como si tuviera que convencer a mi consejo de administración de que, si bien
puede que sea difícil saber cuánto nos acercamos a la meta, sin embargo cabe la
posibilidad de medir el progreso. Lo que tenemos que encontrar es una nueva
forma de observar los indicadores –aventuró Marvin.
-Eso
es absolutamente cierto –dijo Sandy-. Y hay otros avances no tan evidentes que
son significativos y duraderos. Uno de ellos es el sentimiento de posesión que
se apodera del personal en una cultura de empowerment.
Si
eres una persona con actitud abierta y receptiva, incluso las ocasiones en las
que parece que te han dejado de lado suponen una oportunidad para descubrir
aspectos importantes. En medio de toda esta frustración, también aprenderás que
te estás convirtiendo en una persona con empowerment. Sucede como si el viaje y
el destino fueran ambos una misma y única cosa.
-Eso
suena estupendo –dijo Marvin-, pero no resulta muy atractivo ser un directivo
con empowerment si te preguntas qué es lo que harás una vez que tu personal
llegue a asumir el empowerment. Para serle sincero, tanto yo como los
directivos de mi generación tememos que un personal con empowerment no
significa sólo una pérdida de poder y control, sino también una pérdida de
puestos de trabajo.
Sandy
asintió con la cabeza, dando a entender que tomaba en cuenta la preocupación de
Marvin.
-Comprendo
que haya base para ese temor –replicó Sandy-, que además es comúnmente
compartido. Cuando, por primera vez, me metí en el asunto del empowerment,
también tuve miedo de perder mi empleo, hasta que me di cuenta de que nadie
pierde su empleo porque el personal entre en el empowerment; lo que ocurre es
va a trabajar en otro empleo diferente. En lugar de dirigir, controlar y
supervisar al personal como se hacía antes, te conviertes en el pivote de unión
entre tu personal y el resto de la organización de la empresa.
-¿Qué
quiere decir con pivote de unión? –dijo Marvin perplejo. Sandy aclaró:
-En
el marco del empowerment su nuevo papel como directivo es coordinar esfuerzos,
obtener recursos, realizar la planificación estratégica, tratar con los
clientes, asesorar y apoyar al personal y actividades similares. Todo lo que
uno hace es para ayudar a que su personal sea más efectivo. Ahora, usted
trabaja para ellos en lugar de que ellos trabajen para usted.
Ambos
líderes quedaron sumidos en una profunda reflexión.
Evidentemente,
éste era un planteamiento importante.
Finalmente,
fue Sandy la que rompió el silencio.
-Confíe
en mí. Este nuevo papel como directivo se le irá haciendo más claro a medida
que vaya aprendiendo más sobre el empowerment.
-De
acuerdo, por ahora –dijo Marvin esbozando una sonrisa.
-¿Está
preparado, entonces, para empezar el viaje al País del Empowerment?
-Tan
preparado como lo estaré siempre –replicó Marvin-. ¿Cuándo empienzo?
Sandy
apuntó en la dirección de la puerta de su despacho y le respondió:
-Tiene
que empezar allí fuera, con mis colegas en esta empresa.
-¿Sus
colegas? –repitió Marvin. Sandy asintió con la cabeza.
-El
personal con el que trabajo en esta empresa, independientemente del puesto que
tengan en ella, son mis colegas, mis asociados, mis compañeros ... Si creo un entorno que les permita lograr que esta
empresa se convierta en una gran organización, ellos generarán cada día, a
través de cada una de sus actuaciones, el potencial para lograr que eso sea una
realidad. Por lo tanto, son ellos la verdadera fuente de información que usted
busca; no yo.
Dicho
esto, se levantó y acompañó a Marvin a la puerta.
Marvin
se encontró fuera del despacho, desconcertado. Se dirigió hacia la señorita que
le había acompañado antes hasta dentro.
-Soy
Marvin Pitts –dijo.
-Lo
sé –respondió ella sonriendo.
-¿Es
usted la secretaria de la Sra.Fitzwilliam?
-En
realidad soy su asociada –fue la respuesta.
Marvin
se encontró a sí mismo pensando, ¿cómo habré adivinado que pienso que me iba a
decir esto? A continuación, la señorita añadió:
-Soy
Amelia Engel. ¿En qué le puedo ayudar?
-Quiero
averiguar cómo funciona el empowerment. Así que pienso que me gustaría hablar
con alguno de sus ... asociados.
-Todos
estamos involucrados en hacer de ésta una empresa con empowerment –replicó
Amelia-. Así que cualquiera de nosotros le podría ayudar.
-Quizás
yo tendría que empezar con los de abajo. Ahí es donde realmente el empowerment
tiene que funcionar, ¿no es así?
-No
exactamente –sonrió Amelia-. A todo el que trata con nuestros clientes se le
considera que está arriba.
-Muy
bien, muy bien, dijo Marvin riéndose-. Entonces quizás sea mejor que empiece
por arriba.
-Permítame
sugerirle que hable con Roberts Borders, de nuestro departamento de servicios
de facturación –dijo Amelia, mientras cogía el teléfono-. En el último año, han
logrado un progreso espectacular reduciendo los errores de facturación en un
37% y acortando en un 50% el tiempo de respuesta de las consultas de los
clientes sobre facturación. Voy a ver si Roberts está disponible.
No hay duda al respecto. Si una organización decide ser excelente, cada individuo en su interior necesita contar con el poder y tener el conocimiento requerido para ejecutar su trabajo en una forma excelente.
A continuación recogemos la forma particular de Paco Muro de enfocar la participación y compromiso de los trabajadores en la organización. ¿Problemas, problemáticos o minadores?
Hace algunos años, en la colmena del Oeste, había un revuelo que estaba afectando al enjambre. La abeja reina estaba preocupada porque algo mermaba el rendimiento del equipo y se empezaba a apreciar una disminución de la producción de miel. Así que le encargó a Kika, su mano derecha y la abeja que gestionaba el día a día del panal y que gozaba de toda su confianza, que averiguara el origen de las contrariedades. A los pocos días, la leal colaboradora regresó con sus primeras conclusiones.

- Mi reina, he detectado tres abejas que pueden estar minando la moral de todo el equipo y sembrando descoordinación y mal ambiente en el enjambre. Creo que es por este motivo que se están creando distancias entre departamentos y surgen extrañas rencillas entre unos y otros, con el consiguiente desperdicio de energía e importante descenso de la productividad.
- Cuéntame cada caso y los analizaremos por separado. Para obtener un rendimiento máximo, no podemos permitir que nadie distorsione el esfuerzo colectivo por alejar sus comportamientos de los valores esenciales de esta colmena, entre los que se encuentran el trabajo en equipo, el espíritu de servicio al proyecto global y las buenas relaciones entre todos.
- Pues por un lado, está Billy, una abeja veterana que siempre trabajó bien, pero que últimamente ha bajado si nivel y ha cometido varios errores impropios de su trayectoria. Por otro lado, está Tina, con un comportamiento extraño desde que llegó, pero con unos índices de productividad correctos y, aunque todos saben que va un poco a su aire y no mantiene buenas relaciones con su entorno, va resolviendo sus asuntos no sin algunas pequeñas incidencias. Por último, tenemos a Mofi. No lleva mucho tiempo con nosotros y según va tomando confianza, va trabajando mejor, aunque no acaba de alcanzar el nivel deseado. Siempre termina rodeada de conflictos y quizás eso esté perjudicando su desarrollo. En principio, nada relevante ..., pero parece no entender el estilo que promovemos aquí.
- Bien, necesito que averigües algo más. Verás, tenemos que distinguir claramente a qué nos enfrentamos para actuar de manera certera. No es lo mismo un trabajador con un problema, que una abeja problemática o una “MINADORA”, que son las que generan los conflictos. A simple vista puede asemejarse e incluso confundirse, pero su origen y el tratamiento que requieren son muy diferentes.
- No acabo de entender, mi reina, ¿no están las tres ocasionando perjuicios casi por igual?

El último caso es mucho más grave. Se trata de las minadoras, que puede que parezcas abejas trabajadoras normales (incluso a corto plazo hacen ruido y aparentan ser buenas) pero que acaban por generar altas dosis de toxicidad a su alrededor, crean sensación de ser víctimas, soliviantan a su entorno y no duelen dar la cara por sí mismas. Cuestionan negativamente cualquier asunto y originan incertidumbre entre los que siempre han creído en el proyecto. Logran que todo el conjunto de descoordine y que baje la moral. Siembran el mal allá por donde pasan. Con éstas no hay dudas, no te autoengaños con que no es un buen momento o que estamos desbordados de trabajo; aquí debes aplicar una máxima muy valiosa: más vale una vacante que una abeja minadora, por muy buena que sea técnicamente o por muchos resultados que aparente conseguir (si es que los obtenía realmente, porque las más de las veces esos resultados se lograban a pesar de la minadora). Ya verás cómo pronto se comprueba que las cosas van igual o mejor en cuanto la apartas de la colmena.

La eficaz abeja, así lo hizo, y al cabo de unos días, regresó con sus conclusiones.
- Mi reina, efectivamente, Billy tenía un problema de motivación, siempre fue una trabajadora correcta y la razón de su baja productividad radicaba principalmente en un serio problema particular que la tenía muy preocupada. Le he dado tiempo libre para que atienda a sus necesidades y le he transmitido todo nuestro apoyo. No sólo lo ha agradecido de corazón, sino que he visto que está plenamente implicada y deseando volver a aportar su experiencia.
En el cado de Tina, se trata de una inadaptada, es arisca en el trato y hasta un poco soberbia en las formas. Realmente sabe mucho de lo suyo, pero no sé hasta qué punto lo que aporta compensa el mal ambiente que genera en su equipo y en los que tienen que tratar con ella. Es insufrible en una reunión y, desde luego, no me gustaría tenerla entre mis colaboradores directos, aunque reconozco que su sabiduría resulta muy útil. No se muy bien que hacer con ella.
- ¿Podemos sustituirla por alguien que sepa lo suficiente para que técnicamente no notemos su ausencia y que encaje mejor en el grupo? – preguntó la reina.
- Sinceramente, ahora no se me ocurre una posible sustituta.
- Pues aprovecharemos sus puntos fuertes y trataremos de ayudarle a compensar los débiles. Haz que alguna de las abejas más veteranas la acompañe y apoye para que mejore su forma de tratar a los demás, y mientras, tendremos que ocuparnos de preparar o buscar a alguien que pueda aportar esos conocimientos, para no depender tanto de una sola abeja y así actuar con mayor libertad y criterio más objetivo, e incluso si llegara el caso, poder prescindir de ella y que deje la colmena, aunque sinceramente espero no tener que llegar a esos extremos. ¿Y cómo has visto a Mofi?
- Mofi es un caso. Al principio, todos a su alrededor la apreciaban personalmente, consideraban que era una abeja muy maja y correcta pero ahora ... Es incapaz de ser positiva en lo que respecta a la colmena; todo son pegas y problemas, cuestiona cualquier asunto y siempre prejuzga en negativo. Se toma cada indicación o corrección como un ataque personal y tiene la nefasta costumbre de generar corrillos y cuchicheos perniciosos. Creo que no es consciente del daño que hace al enjambre al esparcir su veneno, pero su efecto resulta terriblemente nocivo y logra que todos duden del proyecto de la empresa. Lo anecdótico es que no se la ve venir, simplemente parece un poco agobiada, aunque se las arregla para quedar suficientemente bien con sus capataces y por eso resulta tan difícil descubrir su traición. Le he dicho que queda apartada de la colmena, que no dudamos de sus posible valías, pero que está claro que este no es su sitio. ¿He sido muy dura quizá?
- Has hecho muy bien. No todo el mundo encaja en todos los sitios ni en todas circunstancias. Los minadores, cuando están en una colmena con un estilo de trabajo que no encaja con ellos, suelen serlo para siempre, porque no miden sus palabras ni sus actos y están convencidos de que es el mundo el que va en dirección contraria. Quizá pueda aportar valor en algún otro sitio, aunque su excesiva orientación al YO en detrimento del grupo les inhabilita para trabajar en una empresa con valores de respeto, trabajo en equipo y disposición al alto rendimiento en una ambiente positivo.
La próxima vez que tengas esta situación, ya sabes cómo proceder. Y no dejes de observar a Tina. Marcaos un plazo concreto para evaluar su mejora y tomar las decisiones convenientes; no lo dejes pasar. Espero que progrese, pero si al final resulta que tampoco encaja en la colmena, deberá buscar su camino en otro parte.
- Así lo haré. Por cierto, ¿sabe una cosa? En el departamento de Mufi parece como si todos hubieran crecido desde que se ha marchado, como si hubieran recuperado rápidamente el vigor perdido y una gran bocanada de aire fresco hubiese vigorizado el ambiente. Es impresionante el efecto tan devastador y bloqueador que generan los aparente inocentes desmanes de los minadores. A partir de ahora me mostraré más firme con estos temas; no dejaré que estas situaciones perduren. Y seré igualmente más cuidadoso en observar a los nuevos candidatos, tanto en la selección como en los primeros meses en la colmena, para poder actuar con los inadaptados con más celeridad y no eludir mi responsabilidad de actuar con los problemáticos y excluir con prontitud a los minadores, como muestra de lealtad al gran equipo que tenemos, a la gran mayoría de abejas excelentes que sí aporta su esfuerzo entusiasta y que merecen vivir y trabajar en armonía.
Y otro modo de ver el compromiso en el trabajo en equipo, también de Paco Muro en su libro El Arte de la Imprudencia Profesional. La “prueba del algodón”.
Hace unos días, en mi profesión de consultor, visité una empresa llena de letreros en los pasillos que rezaban: “SOMOS UN EQUIPO”, “EL TRABAJO EN EQUIPO ES NUETRO LEMA” y este tipo de mensajes. El propio director general de la división alardeó de que “eran una piña” y de cómo cada uno velaba por el bien del conjunto; precioso y emotivo discurso.
Pero hete aquí que, al salir, pedí que me indicaran dónde estaban los servicios. Antes de utilizarlos, tuve la precaución de mirar primero si había papel higiénico y menos mal que lo hice, porque apenas quedaba un mísero cuadradito adherido al cilindro de cartón, prueba inequívoca de que era el último vestigio del rollo. Así que salí del servicio y, armándome de valor, le pregunté a un joven que pasaba por el pasillo, quien, muy amable, me contestó: “Hay recambios aquí, en el armario frente a la puerta. Mantenimiento suele pasar al mediodía y así, si hace falta reponer antes, todos sabemos dónde están”.

Cuando empecé a colaborar con los trabajadores de esa planta, no tardé mucho en comprobar que en el departamento cada uno iba a la suya; que se aparentaba lo mejor, pero se hacía lo peor; que no había verdadero compromiso de grupo; que lo del equipo, ni de lejos y que del dicho al hecho, había un abismo.
Entonces recordé lo ocurrido en la primera visita y decidí desarrollar “LA PRUEBA DEL ALGODÓN DEL TRABAJO EN EQUIPO” ó lo que es lo mismo “LA PRUEBA DEL PAPEL HIGIÉNICO”. ¿En qué consistiría dicha prueba que tenía como objetivo comprobar si de verdad existía espíritu de equipo, de auténtico compañerismo, de avanzar conjuntamente entre todos? Pues se trataría de, con cualquier excusa, comunicar a los integrantes del equipo la localización de los repuestos del papel higiénico. Luego, habría que dejar puesto un rollo con una sola “ración” y asegurarse de que así se cada vez que alguien lo utilizara. A partir de ahí, bastaría con esperar a ver cuántos procuraban que al siguiente no le faltasen los “recursos necesarios” para salir airoso del asunto.
Por mucha fe que tenga en su equipo, si se animara a hacer la prueba y por alguna razón durante esa mañana sus tripas le exigieran una urgencia, le aconsejo encarecidamente que acuda al servicio acompañado de algún viejo informe (por ejemplo el de clima laboral, total para lo que sirve a estas alturas) ya que así, probablemente, se evitaría una situación embarazosa.
El concepto de equipo comienza cuando cada individuo se implica en cuidar de que al otro no le falte lo que uno puede aportar, que todos ganemos, que cada uno ponga motu propio lo necesario para el bienestar general.
Con los que sólo piensan en ellos mismos, con los individualistas, con los que se creen estrellas del universo, “Bellas Donnas”, con los que sólo ven el yo, yo y yo, pocas veces se conseguirá formar un verdadero equipo, una auténtica piña en la que poder confiar a ciegas porque nunca te dejarán tirado si está en sus manos evitarlo.
Al final me he dado cuenta de que “la prueba” puede resultar excesivamente dura, y para evitarse una frustración por su probable resultado, he creído conveniente no hacerla. Aún no estamos preparados para un examen como éste.
Eso sí, la situación vivida me hizo pensar y, de momento, he empezado por aplicarme las conclusiones y me ocupo de que haya un nuevo rollo a nada que esté escaso el que dejo. Y ya de paso, procuro ceder el paso a otro coche en algún cruce nutrido (aunque técnicamente no tenga prioridad) o facilito que un compañero de atasco que desea cambiar de carril lo haga delante de mí. No sé si estos pequeños favores anónimos realmente me servirán de entrenamiento para fortalecer mi actitud y la generosidad que requiere el verdadero espíritu de equipo. Sin embargo, en el proceso he realizado un gran hallazgo: el haber hecho lo correcto porque sí, el echar una mano a los otros sin más, simplemente por principios, porque es lo que hay que hacer para ser coherente con lo que uno aspira que hagan los de su entorno acaba por hacerte sentir mucho mejor.
¿Quién se atreve a asegurar que hubiera pasado la prueba? En cualquier caso, ¿qué tal si empezamos todos a actuar más en equipo, a dar más porque resultará en algo positivo para el resto, sin esperar recompensa, aunque únicamente sea por que es un buen ejemplo a seguir? ¿Qué les parece si aportamos más al prójimo hasta en aquellos pequeños detalles y oportunidades que nos ofrece el día a día?
María era hija de una pareja de campesinos de Asturias.
Nació y creció en el campo entre animales, pájaros y flores. Ella nos contó que una mañana, mientras paseaba por el bosque recogiendo ramas caídas para encender el fuego del horno, vio un capullo de gusano colgado de un tallo quebrado. Pensó que sería más seguro para la pobre larva llevarla a casa y adoptarla para su cuidado. Al llegar, la puso bajo una lámpara para que le proporcionase calor y la arrimó a una ventana para que el aire no le faltara.

Durante las siguientes horas María permaneció al lado de su protegida esperando el gran momento. Después de una larga espera, que no terminó hasta la mañana siguiente, la joven vio cómo el capullo se rasgaba y una patita larga y velluda asomaba desde dentro. Todo era mágico y María nos contaba que tenía la sensación de estar presenciando un milagro. Pero, de repente, el milagro pareció volverse tragedia. La pequeña mariposa parecía no tener la fuerza suficiente para romper el tejido de su cápsula. Por más que hacía fuerza no conseguía salir por la pequeña perforación de su casita efímera.

María nos preguntó ¿qué debería haber hecho para ayudarla mejor?
Nota del autor: Las mariposas necesitan de ese enorme esfuerzo que significa romper su prisión para poder vivir, porque durante esos instantes, el corazón late con muchísima fuerza y la presión que se genera en su primitivo árbol circulatorio inyecta sangre en las alas, que así se expanden y las capacitan para volar.
Noticia aparecida en el New York Times.

George Turklebaum, de 51 años de edad, que trabajaba como revisor en una empresa de Nueva York desde hacía 30 años, sufrió un paro cardíaco en la oficina que compartía con otros 23 trabajadores.
El lunes por la mañana llegó a trabajar, discretamente, pero nadie notó que no se marchó nunca hasta que el sábado por la mañana el personal de limpieza preguntó qué hacía trabajando en fin de semana.
Su jefe, ElliotWachiaski, declaró: "George siempre era el primero en llegar por la mañana y el último en marcharse por la noche, por lo que a nadie le pareció extraño que estuviera continuamente en su sitio sin moverse y sin decir nada". Era bastante reservado y su trabajo le absorbía.
Un examen post mortem reveló que llevaba muerto 5 días tras sufrir un infarto.
Por favor, de vez en cuando dale una palmadita en la espalda a tu compañero y pregúntale aunque sea por su familia. Si no te contesta y ves que se cae, sospecha.
MORALEJA: No llegues el primero, no te vayas el último y no trabajes demasiado, porque... NADIE SE VA A DAR CUENTA.
Muchas maneras
Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:
Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que éste afirmaba rotundamente que su respuesta era absolutamente acertada.
Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. Leí la pregunta del examen y decía: Demuestre cómo es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro.
El estudiante había respondido: "Llevo el barómetro a la azotea del edificio y le ato una cuerda muy larga. Lo descuelgo hasta la base del edificio, marco y mido. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio."
Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente. Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudio, obtener una nota más alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.

Me excusé por interrumpirle y le rogué que continuara. En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: tomo el barómetro y lo lanzo al suelo desde la azotea del edificio, calculo el tiempo de caída con un cronómetro. Después se aplica la fórmula altura = 0,5 por A por t^2. Y así obtenemos la altura del edificio.
En este punto le pregunté a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dió la nota más alta.
Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta.
Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo: tomas el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del Edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio. Perfecto, le dije, ¿y de otra manera?
Si, contestó, éste es un procedimiento muy básico para medir la altura de un edificio, pero también sirve. En este método, tomas el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio, en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el número de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el número de marcas que has hecho y ya tienes la altura. Este es un método muy directo.
Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento más sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.
En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su período de precisión.
En fin, concluyó, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear con él la puerta de la casa del portero Cuando abra, decirle: "Señor portero, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo"
En este momento de la conversación, le pregunté si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) Evidentemente, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar.
El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nóbel de Física en 1922, más conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban.
Fue, fundamentalmente, un innovador de la teoría cuántica. Al margen del personaje, lo divertido y curioso de la anécdota, lo esencial de esta historia es que LE HABÍAN ENSEÑADO A PENSAR
Historia de una hormiguita.
Todos los días, muy temprano llegaba a su empresa la hormiga productiva y feliz. Allí pasaba sus días, trabajando y tarareando una antigua canción de amor. Ella era productiva y feliz, pero ¡ay !, no era supervisada.
El ABEJORRO gerente general consideró que ello no era posible, así que se creó el puesto de supervisor, para el cual contrataron a un ESCARABAJO con mucha experiencia.

Mientras tanto la hormiga productiva y feliz trabajaba y trabajaba.
El ABEJORRO gerente general estaba encantado con los informes del ESCARABAJO supervisor, así que pidió cuadros comparativos y gráficos, indicadores de gestión y análisis de tendencias.
Entonces fue necesario contratar una CUCARACHA ayudante para el supervisor y fue indispensable un nuevo ordenador con impresora a color.
Pronto la hormiga productiva y feliz dejó de tararear sus melodías y comenzó a quejarse de todo el papeleo que había que hacer ahora.
El ABEJORRO gerente general, entonces, consideró que era momento de adoptar medidas. Así crearon el cargo de gerente del área donde trabajaba la hormiga productiva y feliz. El cargo fue para una CIGARRA que alfombró su oficina e hizo adquirir un sillón especial.
El nuevo gerente del área - claro está - necesitó un nuevo ordenador y - cuando se tiene más de un ordenador- hay que tener una red local. El Nuevo gerente pronto necesitó un asistente (que había sido su ayudante en la empresa anterior), para que le ayudara a preparar el plan estratégico y el presupuesto para el área donde trabajaba la hormiga productiva y feliz.
La HORMIGA ya no tarareaba sus viejas melodías y cada vez se le notaba más irascible.
Vamos a tener que contratar un estudio de clima laboral un día de estos" dijo la CIGARRA.
Pero un día el gerente general, al revisar las cifras, se dio cuenta que la unidad de negocios (donde trabajaba la hormiga productiva y feliz) ya no era tan rentable como antes.
Así que contrató al BÚHO, prestigioso consultor, para que hiciera un diagnóstico. El BÚHO estuvo tres meses en la empresa y pronto emitió un sesudo informe:
"Hay demasiada gente en este departamento.....". Así el gerente general siguió el consejo del consultor y... despidió a la hormiga productiva y feliz.
Moraleja:
No se te ocurra por nada del mundo en ser una hormiga productiva y feliz. Es preferible ser un inútil e incompetente. Los incompetentes no necesitan supervisores; para qué, todo el mundo lo sabe.
Si a pesar de todo eres productivo, no demuestres por nada del mundo que eres feliz. No te lo perdonarán. Invéntate de vez en cuando alguna desgracia, eso genera lástima. Pero, si a pesar de todo lo anterior te empeñas en ser una HORMIGA PRODUCTIVA Y FELIZ, instala tu propia empresa, por lo menos que no vivan a tu costa abejorros, escarabajos, arañitas, cucarachas, cigarras y búhos de este mundo.
Un banquero de inversión americano estaba en el muelle de un pueblito caribeño cuando llegó un botecito con un solo pescador.
Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó: ¿cuánto tiempo le había tomado pescarlos?
El pescador respondió que muy poco tiempo.
El americano luego le preguntó porqué no permanecía más tiempo y sacaba mas pescado.
El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia. El americano luego pregunto: pero qué hace usted con el resto de su tiempo?

El americano replicó, "Soy un MBA de Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, con los ingresos del bote más grande podrías comprar varios botes y eventualmente tendrías una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a un procesador y eventualmente abrir tu propia procesadora. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este pequeño pueblo e irte a La Capital, donde manejarías tu empresa en expansión".
El pescador preguntó, - ¿Pero, cuánto tiempo tarda todo eso?
A lo cual respondió el americano, "entre 15 y 20 años".
"¿y luego que?"
El americano se río y dijo que esa era la mejor parte. "Cuando llegue la hora deberías anunciar un IPO (Oferta inicial de acciones) y vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones.
"Ahhh, millones ...y; ¿luego que?"
Dijo el americano. "Luego te puedes retirar. Te mudas a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu mujer, caer todas las noches al pueblo donde tomarás vino y tocarás la guitarra con tus amigos".
El pescador respondió: "¿Acaso eso no es lo que tengo ya?"
"Si lloras por haber perdido el Sol, las lágrimas no te dejaran ver las estrellas"
Cuestión de actitud

Cuando alguien le preguntaba cómo le iba, él respondía: "si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".
Era un Gerente único porque tenía varias meseras que lo habían seguido de restaurante en restaurante.
La razón por la que las meseras seguían a Lucas era por su actitud. Él era un motivador natural: Si un empleado tenía un mal día, Lucas estaba ahí para decirle al empleado cómo ver el lado positivo de la situación.
Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a Lucas y le pregunté: No lo entiendo... no es posible ser una persona positiva todo el tiempo ? ¿Cómo lo haces?...
Lucas respondió: Cada mañana me despierto y me digo a mí mismo, Lucas, tienes dos opciones hoy: "Puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar De mal humor. Escojo estar de buen humor".
Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello".
"Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo el lado positivo de la vida".
Si, claro, pero no es tan fácil, protesté. "Sí lo es", dijo Lucas. "Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección".
"Tú eliges cómo reaccionas ante cada situación, tú eliges cómo la gente afectará tu estado de ánimo, tú eliges estar de buen humor o mal humor".
"En resumen, TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA".
Reflexioné en lo que Lucas me dijo...
Poco tiempo después, dejé la industria hostelera para iniciar mi propio negocio.
Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Lucas cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar contra ella.
Varios años más tarde, me enteré que Lucas hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio de restaurante, dejó la puerta de atrás abierta una mañana y fue asaltado por tres ladrones armados.
Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación. Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon.
Con mucha suerte, Lucas fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una Clínica. Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Lucas fue dado de alta aún con fragmentos de bala en su cuerpo.
Me encontré con Lucas seis meses después del accidente y cuando le pregunté cómo estaba, me respondió: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo". Le pregunté qué pasó por su mente en el momento del asalto.

¿Qué hiciste?, pregunté.
"Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo grité Si, a las balas... mientras reían, les dije: estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto". Lucas vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud.
Aprendió que cada día tenemos la elección de vivir plenamente, la ACTITUD, al final, lo es todo...
Un
grupo de científicos metieron cinco monos en una jaula, en cuyo centro
colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos.

Cuando un mono subía la escalera para coger los plátanos, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.
Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban y le molian a palos.
Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de los plátanos. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos.
La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato.
Un tercero fue cambiado y se repitió el hecho.
El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido.
Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a los plátanos.
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería:
"No sé, las cosas siempre se han hecho así, aquí..."
----------------------------------------------------------------------
¿Reconoces la respuesta? ¿Te suena?
No pierdas la oportunidad de pasar esta historia a tus amigos, para que, de una o de otra manera, se pregunten por qué están golpeando .... y por qué estamos haciendo las cosas de una manera, si a lo mejor las podemos hacer de otra.
"Es más fácil desintegrar un átomo que un preconcepto" - Albert Einstein

Cuando un mono subía la escalera para coger los plátanos, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.
Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban y le molian a palos.
Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de los plátanos. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos.
La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato.
Un tercero fue cambiado y se repitió el hecho.
El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido.
Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a los plátanos.
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería:
"No sé, las cosas siempre se han hecho así, aquí..."
----------------------------------------------------------------------
¿Reconoces la respuesta? ¿Te suena?
No pierdas la oportunidad de pasar esta historia a tus amigos, para que, de una o de otra manera, se pregunten por qué están golpeando .... y por qué estamos haciendo las cosas de una manera, si a lo mejor las podemos hacer de otra.
"Es más fácil desintegrar un átomo que un preconcepto" - Albert Einstein
Competencias de remeros.
Refieren las crónicas que en 1994 se celebró una competencia de remo entre Japón y México. Los remeros Japoneses se destacaron desde el comienzo. Llegaron a la meta una hora antes que el equipo mexicano. De regreso en México, el Comité Ejecutivo se reunió para analizar las causas de tan desconcertante e imprevisto resultado. Las conclusiones fueron:
· En el equipo japonés había un jefe de equipo y 10 remeros.
· En el equipo mexicano había un remero y 10 jefes de equipo.
· En el equipo japonés había un jefe de equipo y 10 remeros.
· En el equipo mexicano había un remero y 10 jefes de equipo.
La decisión pasó a la esfera de Planificación Estratégica para el próximo evento, con una reestructuración que calaría en lo más profundo de la delegación.
En 1995, producida la largada de la nueva competencia, el equipo japonés volvió a adelantarse desde el comienzo. Esta vez el equipo mexicano arribó a la meta dos horas mas tarde.
· En el equipo japonés había un jefe de equipo y 10 remeros.
· En el equipo mexicano, luego de los cambios introducidos por el departamento de Planificación Estratégica, la composición era la siguiente:
- Un jefe de equipo
- Dos asistentes al jefe de equipo
- Siete jefes de sección
- Un remero.
La conclusión del comité fue unánime y lapidaria: "El remero es un incompetente".
En 1996 se le presentó una nueva oportunidad al equipo mexicano. El departamento de Nuevas Tecnologías y Negocios había puesto en marcha un plan destinado a mejorar la productividad, introduciendo novedosas modificaciones en la organización que generarían, sin lugar a dudas, incrementos substanciales de efectividad, eficiencia y eficacia.
Serian la llave del éxito, el broche de oro de un trabajo que humillaría al mismísimo Peter Drucker. El resultado fue catastrófico. El equipo mexicano llegó tres horas más tarde que el japonés.
Las conclusiones revelaron datos escalofriantes:
· Para desconcertar, el equipo japonés opto por la alineación tradicional: un jefe de equipo y 10 remeros.
- Un jefe de equipo.
- Dos auditores de calidad total
- Un asesor de empowerment
- Un supervisor de downsizing
- Un analista de procedimientos
- Un tecnólogo
- Un contralor
- Un jefe de sección
- Un apuntador de tiempos
- Un remero
Luego de varios días de agotadoras reuniones y profundo análisis, el comité decidió castigar al remero quitándole "todos los bonos e incentivos por el fracaso alcanzado".
En la reunión de cierre, el comité junto con los accionistas representativos, concluyeron: "Recurriremos a la contratación de un nuevo remero, pero a través de un contrato de outsourcing, con el objeto de no tener que lidiar con el sindicato y no estar atado a convenios laborales anquilosados, que sin duda, degradan la eficiencia y productividad de los recursos".
De la anterior historia se desprenden tres moralejas:
· No hay justicia en los juegos olímpicos.
· Los Takatakas usan anabólicos.
· El remero era reactivo en lugar de ser proactivo. El remero era flojo y no se apegó a la misión, visión, objetivos, estrategias y tácticas del sistema y por si fuera poco no supo trabajar en equipo.
El Club de los Libros Perdidos. Una historia que no sólo no se debe perder sino que deberíamos recordar.
Un joven fue a solicitar un puesto
importante en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial e iba a conocer al
director para la entrevista final. El director vio su CV, era excelente. Y le
preguntó: "
-¿Recibió alguna beca en la escuela?" el joven
respondió "no".
-"¿Fue tu padre quien pagó tus estudios? "
-" Si."-respondió.
-"¿Dónde trabaja tu padre? "
-"Mi padre hace trabajos de herrería."
El director pidió al joven que le mostrara sus
manos .
El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.
-"¿Alguna vez has ayudado a tu padre en su
trabajo? "
-"Nunca, mis padres siempre quisieron que estudiara y leyera más libros. Además, él puede hacer esas tareas mejor que yo. El director dijo: -"Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu padre, y luego ven a verme mañana por la mañana."
El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta. Cuando regresó a su casa le pidió a su padre que le permitiera lavar sus manos.
Su padre se sintió extraño, feliz pero con
sentimientos encontrados y mostró sus manos a su hijo. El joven lavó las manos
poco a poco. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su padre
estaban arrugadas y tenían tantas cicatrices. Algunos hematomas eran tan
dolorosos que su piel se estremeció cuando él la tocó.
Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que trabajaban todos los días para poder pagar su estudio. Los moretones en las manos eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro. Después de limpiar las manos de su padre, el joven se puso en silencio a ordenar y limpiar el taller. Esa noche, padre e hijo hablaron durante un largo tiempo.
A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director. El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó: -"¿Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?" El joven respondió: -"lavé las manos de mi padre y también terminé de asear y acomodar su taller" -"Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mis padres, yo no sería quien soy hoy. Al ayudar a mi padre ahora me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia.
El director dijo: "Esto es lo que yo busco en mi gente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida". "Estás contratado".
Un niño que ha sido protegido y habitualmente se le ha dado lo que él quiere, desarrolla una "mentalidad de tengo derecho" y siempre se pone a sí mismo en primer lugar. Ignoraría los esfuerzos de sus padres. Si somos este tipo de padres protectores ¿realmente estamos demostrando el amor o estamos destruyendo a nuestros hijos? Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de computación, ver en una gran pantalla de televisión. Pero cuando estás lavando el piso o pintando una pared, por favor que también él lo experimente.
Después de comer que lave sus platos junto con sus hermanos y hermanas. No es porque no tengas dinero para contratar quien lo haga, es porque quieres amarlos de la manera correcta. No importa cuán rico seas, lo que quieres es que entienda. Un día tu pelo tendrá canas, igual que la madre de ese joven. Lo más importante es que tu hijo aprenda a apreciar el esfuerzo y tenga la experiencia de la dificultad y aprenda la habilidad de trabajar con los demás para hacer las cosas."
-"Nunca, mis padres siempre quisieron que estudiara y leyera más libros. Además, él puede hacer esas tareas mejor que yo. El director dijo: -"Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu padre, y luego ven a verme mañana por la mañana."
El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta. Cuando regresó a su casa le pidió a su padre que le permitiera lavar sus manos.

Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que trabajaban todos los días para poder pagar su estudio. Los moretones en las manos eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro. Después de limpiar las manos de su padre, el joven se puso en silencio a ordenar y limpiar el taller. Esa noche, padre e hijo hablaron durante un largo tiempo.
A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director. El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó: -"¿Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?" El joven respondió: -"lavé las manos de mi padre y también terminé de asear y acomodar su taller" -"Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mis padres, yo no sería quien soy hoy. Al ayudar a mi padre ahora me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia.
El director dijo: "Esto es lo que yo busco en mi gente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida". "Estás contratado".
Un niño que ha sido protegido y habitualmente se le ha dado lo que él quiere, desarrolla una "mentalidad de tengo derecho" y siempre se pone a sí mismo en primer lugar. Ignoraría los esfuerzos de sus padres. Si somos este tipo de padres protectores ¿realmente estamos demostrando el amor o estamos destruyendo a nuestros hijos? Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de computación, ver en una gran pantalla de televisión. Pero cuando estás lavando el piso o pintando una pared, por favor que también él lo experimente.
Después de comer que lave sus platos junto con sus hermanos y hermanas. No es porque no tengas dinero para contratar quien lo haga, es porque quieres amarlos de la manera correcta. No importa cuán rico seas, lo que quieres es que entienda. Un día tu pelo tendrá canas, igual que la madre de ese joven. Lo más importante es que tu hijo aprenda a apreciar el esfuerzo y tenga la experiencia de la dificultad y aprenda la habilidad de trabajar con los demás para hacer las cosas."
Humor: Problemas de comunicación.
DEL DIRECTOR GENERAL AL GERENTE:
El viernes próximo, alrededor de las 5:00 PM, aparecerá el Cometa Halley en esta zona. Se trata de un evento que ocurre cada 78 años; por favor, reúna a los trabajadores en el patio de la fábrica con cascos de seguridad, que allí les explicaré el fenómeno. Si estuviera lloviendo no podremos ver este raro espectáculo a ojo descubierto. En tal caso, todos deben dirigirse al comedor donde se exhibirá un documental sobre el Cometa Halley.
DEL GERENTE AL DIRECTOR DE RECURSOS HUMANOS:
Por orden del Director General, el viernes a las 5 de la tarde aparecerá sobre la fábrica, si llueve, el Cometa Halley. Reúna a todo el personal con cascos de seguridad y llévelos al comedor, donde tendrá lugar un raro fenómeno que sucede cada 78 años a ojo desnudo.
DEL DIRECTOR DE RECURSOS HUMANOS AL JEFE DE PERSONAL:

DEL JEFE DE PERSONAL AL JEFE DE TURNO:
El viernes a las 5:00 pm. El director por primera vez en 78 años, aparecerá en el comedor, para filmar el documental "Halley Desnudo", junto al famoso científico y su equipo. Todos deben presentarse con cascos de seguridad, porque el documental tratará sobre la seguridad en condiciones de lluvia.
DEL JEFE DE TURNO AL JEFE DE BRIGADA:
DEL JEFE DE TURNO AL JEFE DE BRIGADA:
Todo el mundo, sin excepción, debe presentarse desnudo con los zapatos de seguridad de la fábrica, en el patio de la misma, este viernes a las 5:00 pm. El director vendrá acompañado de Halley, un artista muy famoso y su grupo, que mostrará el documental "Bailando bajo la lluvia". En caso de que llueva de verdad, hay que ir al comedor usando cascos de seguridad. Esto ocurre cada 78 años.
AVISO EN EL MURAL:
El viernes cumple 78 años el Director General, por lo cual se libera a todo el mundo para la fiesta que tendrá lugar en el comedor a las 5:00 pm, con el grupo Halley y sus Cometas.
Todos deben ir en cuero y usando zapatos de seguridad porque lloverá y se va a formar una tremenda fiesta en el patio de la fábrica.
Disfruta tú café.
Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor.
Pronto la charla devino en quejas acerca del interminable 'stress' que les producía el trabajo y la vida en general.
El profesor les ofreció café, fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más ecléctica: de porcelana, plástico, vidrio, cristal unas sencillas y baratas, otras decoradas, unas caras, otras realmente exquisitas...
Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado.
Cuando lo hubieron hecho, el viejo maestro se aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo:
“Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo. Ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al “stress”.
Continuó:
“Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café. En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos. Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores. Después se pusieron a mirar las tazas de los demás.”
Ahora piensen en esto:
La vida es el café. Los trabajos, el dinero, la posición social, etc. son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos. A menudo, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café.
Disfruten su café!
La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo sino la que hace lo mejor con lo que tiene; así pues, recuérdenlo:
* Vivan de manera sencilla.
* Tengan paz.
* Amen y actúen generosamente.
* Sean solidarios y solícitos.
* Hablen con amabilidad.
Y recuerden que: la persona más rica no es la que tiene más sino la que necesita menos .....
Ponte en Marcha y DISFRUTA TU CAFÉ
Disfruta tú café.
Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor.

Pronto la charla devino en quejas acerca del interminable 'stress' que les producía el trabajo y la vida en general.
El profesor les ofreció café, fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más ecléctica: de porcelana, plástico, vidrio, cristal unas sencillas y baratas, otras decoradas, unas caras, otras realmente exquisitas...
Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado.
Cuando lo hubieron hecho, el viejo maestro se aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo:
“Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo. Ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al “stress”.
Continuó:
“Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café. En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos. Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores. Después se pusieron a mirar las tazas de los demás.”
Ahora piensen en esto:
La vida es el café. Los trabajos, el dinero, la posición social, etc. son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos. A menudo, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café.
Disfruten su café!
La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo sino la que hace lo mejor con lo que tiene; así pues, recuérdenlo:
* Vivan de manera sencilla.
* Tengan paz.
* Amen y actúen generosamente.
* Sean solidarios y solícitos.
* Hablen con amabilidad.
Y recuerden que: la persona más rica no es la que tiene más sino la que necesita menos .....
Ponte en Marcha y DISFRUTA TU CAFÉ
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ayúdanos a Ponernos en Marcha y comparte tu experiencia, comentario u opinión. Juntos emprederemos la ruta del éxito.