La fortaleza de la virtud. Podríamos definir la virtud, de virtuosismo, como el hábito de la excelencia.

Podríamos resumirlo en que la autodisciplina es lo que nos da poder, y la fortaleza es la virtud que nos permite soportar el esfuerzo.
Ya los pensadores clásicos le dieron mucha importancia a la fortaleza, que era la virtud del emprender y del resistir.

“Puesto que la fortaleza es una potencia del alma que reprime los asaltos de la adversidad, todas las virtudes que nos hacen constantes en la adversidad son partes de la fortaleza. Estas partes son la magnanimidad, la confianza, la seguridad, la magnificencia, la constancia y la firmeza. La magnanimidad es emprender voluntariamente cosas difíciles. La confianza es una esperanza firme de llevar a buen fin la obra emprendida. La seguridad es la virtud que nos impide temer las molestias inherentes a la obra emprendida. La magnificencia es una fuerza del alma que da su cumplimiento a las obras difíciles y sobresalientes. La constancia es una estabilidad del alma firme y perseverante en su propósito. La firmeza es una flexibilidad del alma que aminora la exaltación de la prosperidad y soporta con un alma igual los más duros percances. Tiene como partes la humildad y la paciencia”.
La magnanimidad, la valentía, la resileiencia y la determinación como otras virtudes.

Emprender es la virtud del inicio y significa tomar la iniciativa, enfrentarse a los problemas, ser proactivo, no vivir reactivamente. Es lo contrario de la independecia del entorno, de la tendencia a la inacción y a la huida, del miedo a actuar y a las relaciones con los demás, de la preferencia de la retirada al enfrentamiento o al esfuerzo, de la rutina y el vivir a la defensiva y de la procrastinación.
Como dice Gilbert, el proactivo y emprendedor es el NLH (No te lamentes, haz) frente al NHL (No hagas, laméntate).
La capacidad de emprender está fundada en la idea de futuro. La esperanza es la confianza en el porvenir y en la capacidad para influir en él de alguna manera.
La valentía no consiste en no tener miedo, sino en actuar a pesar de él. Valiente es aquel a quien la dificultad o el esfuerzo no le impiden emprender algo justo o valioso, ni le hacen abandonar el propósito a mitad del camino. Actúa, pues, a pesar de la dificultad, guiando su acción por la justicia, que es el último criterio de la valentía.
En ingeniería, se llama resiliencia de un material a la energía de deformación (por unidad de volumen) que puede ser recuperada de un cuerpo deformado cuando cesa el esfuerzo que causa la deformación. En el mundo del emprendimiento es importante tratar una manifestación suave de la resiliencia, que es la capacidad de soportar la frustración.

Se virtuoso y Ponte en Marcha!