
Rob Cross, profesor de la Universidad de Virginia, y Andrew Parker, investigador de IBM, nos cuentan en El poder oculto de las redes sociales que los intercambios de energía entre personas están influidos por los comportamientos de éstas, pero también por las características de la relación (la jerarquía, por ejemplo) y están sometidas a cinco dimensiones: una visión atractiva sobre el futuro (posibilidades, no problemas), una contribución dotada de sentido, implicación personal, percepción de avances y creencia en la consecución del objetivo. Efectivamente, los seres humanos somos animales sociales necesitados de proyecto vital.
Cross y Parker nos hacen ocho preguntas que determinan hasta qué punto cada uno de nosotros aporta o absorbe energía de los demás:
1. ¿Te esfuerzas en desarrollar las relaciones en el día a día?
2. ¿Haces lo que has prometido hacer?
3. ¿Te enfrentas a los temas difíciles con sinceridad e integridad?
4. ¿Das soluciones en lugar de presentar las dificultades?
5. Cuando no estás de acuerdo con una opinión, ¿te centras en el tema en vez de atacar a quien la propone?
6. ¿Estás concentrado mental y físicamente en las reuniones y conversaciones?
7. ¿Eres flexible, o tratas de llevar a los demás siempre a tu punto de vista?
8. ¿Utilizas adecuadamente tus conocimientos y experiencia?
Te propongo respecto a este test puntuar entre 1 y 10 cada pregunta pensando en ti mismo, y pedirle a cinco personas de tu entorno laboral que lo cumplimenten anónimamente sobre ti. A partir del contraste puedes sentar las bases de un plan de acción personal relativo a tu capacidad de elevar o reducir la energía de tu equipo.
En el fondo, podemos encontrarnos con tres escenarios: A) el energizador (más de 7’5 puntos de media en opinión ajena), apreciado por su coherencia, dedicación y adaptación al entorno. Energizador consciente si las puntuaciones de los demás vienen a coincidir con la propia e inconsciente en el resto de los casos. B) el vampiro energético (menos de 2’5 puntos de media en opinión ajena): deja a los demás sin energía por su inconsistencia (no practica lo que predica), su falta de concentración y su rigidez. C) la zona neutral (entre 2’5 y 7’5 puntos).

Está comprobado que un jefe “tóxico” puede elevar la presión sanguínea de sus colaboradores tras una reunión hasta un 30%. Mucho me temo que la mayoría de nuestros jefes son absorbedores de energía que no se dan cuenta de ello, o no le dan importancia. Como dirían mis admirados Faemino y Cansado, “así nos luce el pelo, amigo”.
Aporta energía y Ponte en Marcha!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ayúdanos a Ponernos en Marcha y comparte tu experiencia, comentario u opinión. Juntos emprederemos la ruta del éxito.