

Lamentablemente, no se le está dando a la formación en la empresa la importancia que merece. Podemos ver en muchas ocasiones el fracaso de sistemas de gestión empresariales que por carencias de planificación al medio y largo plazo se ven abocados a profundas crisis, empezando por reducir drásticamente los costes salariales a través de la expulsión de sus trabajadores, junto a la inmensidad de posibilidades que con ellos desaparecen, ocasionando además, importantes costes humanos y sociales al país. Y vuelta a empezar, con el enorme esfuerzo que representa crear una empresa vital en la que los trabajadores con un buen nivel de competencia se sientan implicados en un proyecto de futuro.
Ahora bien, tal proceso de selección natural en el funcionamiento interno de la empresa debe ser cuidadosamente vigilado y controlado. Es fácil que en el camino se queden fuera profesionales competentes, simplemente porque no tuvieron las oportunidades y circunstancias para ejercer su valía, supeditados a los intereses de algunos y no del sistema.

El respeto a los derechos humanos y la búsqueda del talento que todos tenemos dentro, aunque muchas veces escondido, que surge inexorablemente en un clima de confianza con las personas y de apoyo a la creatividad, también alentada por formas de organizar el trabajo altamente participativas, son hoy objetivos estratégicos de las organizaciones que caminan hacia la "excelencia". En esta era postindustrial que hace generalizable lo de "usar y tirar", no es desacertado reflexionar sobre la sabiduría popular del medio rural en donde todo es útil y ante la escasez, por principios éticos, nada se desaprovecha.
Al filo de lo que hablamos, me viene a la memoria una leyenda oriental en la que una mujer con muy pocos recursos, como las que predominan en el mundo, recorría a diario un largo camino desde un pozo, con el agua a cuestas en dos cántaros colgados en los extremos de un madero. Un cántaro deteriorado por el uso goteaba agua, de tal forma que cuando llegaba a su casa se encontraba solo medio lleno. Después de mucho tiempo, el cántaro, sin entender como no había sido abandonado por la mujer, le transmitió su agradecimiento pero también su incomprensión.

Cuando tanto se habla de la importancia de la calidad del trabajo realizado y de la necesidad de tener clientes "fidelizados", ¿no será cuestión de reflexionar en profundidad como lograr también mantener y mejorar los equipos humanos de nuestras organizaciones, desarrollando sus capacidades y sus mejores talentos, algunos aun por descubrir, como reconocimiento y gratitud por habernos permitido llegar a donde estamos?
Busca tus talentos, sácalos afuera, y Ponte en Marcha!
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