
Me explico. Si a la gestión del talento la dotamos de un corte analítico y proyectivo (estratégico), que solicita del directivo pensar en su equipo en el medio y largo plazo, analizar con que colaboradores cuenta, en qué medida los conocimientos y las competencias de su equipo están alineadas con la exigencia del Plan Estratégico de su organización y qué necesitan para adecuar sus capacidades a las demandas del mismo, sería imprescindible analizar cada año el estado de su equipo.
Así debería examinar, quién ha contribuido mejor a la consecución de resultados, quién se ha encontrado con más dificultades, qué necesita cada colaborador para consolidarse en el puesto, qué nuevos retos habrá que proponer a los destacados para que no se aburran ni se desmotiven, quién va abandonar la organización o necesita un relevo a corto plazo, …
Ahora que está a punto de comenzar una nueva temporada de fútbol, en plena pretemporada y con la vorágine de altas y bajas para la configuración de las nuevas plantillas, cuando la planificación de las mismas lleva a una revisión para identificar las necesidades línea por línea, de cara luchar por los objetivos de la nueva temporada, los equipos compiten por reforzar sus plantillas conscientes de las dificultades y nuevos retos.

Siendo así, podríamos utilizando el símil deportivo, y aún a sabiendas que el mercado del fútbol funciona de manera completamente distinta al mercado laboral, tanto en normativa como en usos y costumbres, a que el directivo use el Pensamiento Estratégico de Personas (empezando por el puesto de “entrenador”) en la gestión del talento?
Y es que al igual que en el fútbol todos queremos ser y tener a Messis y a Cristianos, lo que realmente necesitamos es tener pensamiento estratégico no sólo organizativo sino también de personas.
Piensa estratégicamente, y Ponte en Marcha!
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