La gestión del cambio al emprender y el modelo de Harvard.


A la hora de emprender podemos apoyarnos en el modelo de la escuela de Harvard sobre la gestión del cambio que descansa en seis palancas que se visualizan en la siguiente ecuación.
D x M x E > Dzc x Vc x R
La ecuación sugiere que sólo se produce el cambio cuando los tres primeros términos acaban superando a los tres últimos. El carácter multiplicativo de los tres primeros términos también sugiere que la ausencia de uno de ellos, o su carácter negativo, anula el efecto de los otros dos.
Veamos los tres elementos que empujan los procesos de cambio al emprender.
D: Es la fuerza del deseo del cambio. Todo deseo nace de las necesidades emocionales. Es decir de un afán de singularizarse, retarse o sentirse más seguro. También puede nacer de un afán de crecimiento personal o de contribución.
M: Es la fuerza de la metodología, de los modelos, herramientas, mapas, métodos, …
E: Es la fuerza de la calidad en la ejecución, la disciplina al implementar, el rigor de sistematizar las etapas de los procesos de cambio.
Los procesos de emprendimiento también se enfrentan a frenos formidables. Son resistencias nacidas del miedo a la inseguridad, de la falta de comunicación, de los hábitos del pasado, de la cultura de la empresa o de la identidad. Esta resistencia por el cambio viene influida por tres variables:
Dzc: La distancia de la zona de confort a la situación deseada. A mayor distancia, más resistencia.
Vc: Es la velocidad de cambio. Es el ritmo propuesto para alcanzar los nuevos objetivos. A mayor ritmo, mayor resistencia.
R: Es el rango de los cambios. A mayor número de cosas que se quieran hacer a la vez, mayor resistencia.
A modo de conclusión: la fórmula es clara; si para emprender necesitas un cambio rápido y profundo has de contar con un deseo fuerte, buena metodología y mucho rigor en la puesta en marcha.
Porque muchas veces los objetivos no son imposibles, sino que los plazos son inadecuados.
El procedimiento ordinario para emprender y gestionar el cambio es el aprendizaje y la repetición insistente hasta adquirir un nuevo hábito. Hábitos que nos van moldeando, hábitos que más allá de una repetición automatizada de actuaciones suponen una elección consciente y continua que va cincelando nuestra manera de pensar, sentir y actuar. En definitiva saber hacer.
El procedimiento de urgencia es una experiencia impactante (una conversación, un seminario, una lectura, un fracaso, …) en un momento en el que estamos más receptivos a ello.
Pero aún hay un tercer procedimiento, el extraordinario, que consiste en verle las orejas al lobo: un problema serio en el trabajo, un despido, … La vida, la mayoría de las veces, se encargará de que cambies con los procedimientos extraordinarios si no utilizas los ordinarios o de urgencia.

Porque en un mundo tan cambiante no son los emprendedores perfectos los que triunfan, sino aquellos que se mueven por un deseo grande que arrastre pese a sus limitaciones.
Antes de emprender, gestiona el cambio y Ponte en Marcha!
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