
Existe una cita del escritor Truman Capote que siempre me ha gustado, este decía más o menos: “Quien no imagina es como el que no suda, almacena veneno”.
Cuando se habla de motivación del personal en las empresas a muchas de éstas se les llena la boca con eslóganes encaminados a ensalzar sus excelencias en el trato hacia los componentes de sus plantillas, pero ¿Cuántas veces eso se manifiesta en los hechos?
Es normal que se simule valorar a los recursos humanos mientras las preocupaciones reales van dirigidas estrictamente a los recursos financieros.
Muchas empresas se obsesionan con tener el mínimo número de empleados al menor coste posible, creyendo con ello que gestionan bien sus costes. Esto último, no es incierto del todo, como tampoco lo es que un despido deja de ser un coste. Sin embargo, si no se logra obtener de un empleado o directivo lo mejor de sí mismo en cuanto a esfuerzo, dedicación, contribución y resultados tampoco se estará gestionando bien y se despilfarrará dinero del mismo modo.
La experiencia y una gran cantidad de ejemplos prueban que la motivación contribuye a acrecentar la productividad de una organización.

A.J. Maslow definió una serie de necesidades que el hombre intenta satisfacer: necesidades de tipo fisiológicas, seguridad, adhesión, realización, estima. Según esto, dichas necesidades se manifiestan casi siempre una tras otra, cuando una necesidad se satisface intentamos satisfacer otra. Aunque no se trata de una regla absoluta, en ciertos casos podemos perseguir simultáneamente necesidades de diferentes niveles.
Dado que en occidente suponemos, y es mucho suponer, que nuestras necesidades más elementales están generalmente satisfechas, entran en juego necesidades de un nivel superior, es decir, de estima y realización.
En este sentido, la pregunta que nos podemos hacer sería: ¿Qué es lo que nos motiva?
F. Herzberg, consideraba que el trabajo en sí mismo es el principal factor de motivación, basándose en un análisis realizado a las reacciones de 1685 empleados de nivel, nacionalidad y sector diferentes, enfrentados a distintos incidentes.

Tom Peters no dudaba al respecto: “¡Es absurdo¡ Y no son los ejemplos los que faltan, el empleado medio es capaz de levantar montañas, ahora bien hay que pedírselo y crear un clima favorable”

Para saber realmente lo que motiva o desmotiva a un miembro del personal, lo más acertado y sencillo no es otra cosa que preguntarle. En el Reino Unido ciertos servicios de la función pública organizan entrevistas de motivación en cuyo transcurso los superiores jerárquicos interrogan a sus colaboradores sobre su función actual, anterior, realizaciones, satisfacciones, aspiraciones, de forma que comprendan mejor aquello que les motiva. Estas iniciativas ejercen una influencia muy positiva en el sentimiento de ser importante y reconocido por la dirección.
Una empresa no es más que la suma de las personas y capacidades que la componen, movilizar ese potencial ilimitado puede resultar apasionante y los resultados inimaginables.

Ponte en Marcha y no desmotives al personal, y si puedes refuerza su auto motivación.
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