
Todo el mundo admite que el “feed back” es uno de los instrumentos más poderosos de los que el responsable dispone para dirigir a sus colaboradores, sin embargo o no se practica, o se practica con poca frecuencia, o se practica mal.
Entonces si el “feed-back” es importante y produce un fuerte impacto en el desempeño de los colaboradores ¿por qué no se practica adecuadamente?
Probablemente una de las razones que justifique la situación sea el que dar “feed-back” correctamente es una habilidad directiva en la que muchos directivos no están convenientemente formados, por una parte y por otra porque en muchas empresas no se fomenta su práctica o yo, incluso, iría un poco más lejos diciendo que no se exige.
Y para mí esta exigencia deriva del hecho de que el recibir y dar “feed-back”, tanto positivo como negativo, es un derecho del colaborador y una obligación del responsable, y tanto los derechos como las obligaciones son exigibles.

Decía que, probablemente, muchos directivos no estén suficiente formados en esta habilidad de dar “feed-back” a los colaboradores, porque aunque pueda pensarse que todos sabemos cómo dar el correcto “feed-back”, además de querer darlo, requiere la técnica adecuada.
En primer lugar el “feed-back” requiere tiempo y dedicación, los necesarios para analizar en profundidad y sistemáticamente “cómo lo están haciendo” nuestros colaboradores y en consecuencia poder darles la información adecuada.
En segundo lugar, requiere tener la capacidad para comunicar correctamente y no producir efectos contrarios a los que se buscan o desmotivación en el colaborador.

Además como el “feed-back” debe de conseguir mejorar el desempeño de los colaboradores tiene que tener en cuenta, al menos cuatro aspectos:
- Los resultados que el colaborador está consiguiendo (el “que” del desempeño).
- Los comportamientos y actitudes del colaborador (el “como” del desempeño).
- Las oportunidades de mejora del colaborador (su desarrollo).
- Cómo puede evolucionar profesionalmente (la motivación de la carrera).
Para conseguir la mayor eficacia el “feed-back” debe darse a tiempo, es decir cuando queremos mejorar los logros del colaborador o cuando queremos reforzar o corregir comportamientos o actitudes, no basta con darlo una vez al año, porque su eficacia se verá muy disminuida aunque aquí, también, valga aquello de “más vale tarde que nunca”.
Es importante evitar generalizaciones y enfatizar en hechos y comportamientos concretos que pueden ser corregidos y no en rasgos de carácter o de personalidad. Cuando damos “feed-back” no estamos tratando cosas metafísicas sino que estamos en cuestiones concretas, medibles y observables y por ello tenemos que hacerlo con sinceridad y con realismo.

El “feed-back” tanto cuando es positivo, como cuando es negativo, actúa como un revulsivo que vigoriza la organización y le da la energía necesaria para mejorar continuamente.
Como dice el psicólogo y pedagogo de la Universidad de Chicago Mihaly Csikszentmihalyi “si no hay “feed-back” no hay aprendizaje ni crecimiento, sólo rutina y apatía mecanizada”, lo que no me parece lo más adecuado para conseguir la excelencia en la organización.
Da y busca deed-back y Ponte en Marcha!
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