La trampa de la liquidez y la falta de flujo. Morosidad e impagos sobrevenidos por imposición.
Las pymes tienen problemas de liquidez en medio de la pandemia por dos problemas esenciales: están cobrando más lento de lo que gastan, o no están vendiendo.
Con el dinero sucede lo mismo que con el papel higiénico; cuando se necesita, se necesita urgentemente.
Todos los negocios se enfocan en dos cosas: vender más y tener dinero para seguir operando. Cuando hablamos de problemas de liquidez nos referimos a lo segundo, que es la capacidad de una empresa para cubrir sus obligaciones inmediatas a corto plazo; es decir, al dinero con el que cuenta y que puede usar para invertir mientras espera el pago de las facturas.
Muchos negocios se enfrentan a expedientes de regulación de empleo por una caída de sus ventas, la desaceleración de su producción o dificultades para la prestación de sus servicios. Todo esto podría desembocar en una falta de liquidez peligrosa. Por eso, es prioritario para las pymes poder garantizar la disponibilidad de fondos suficientes para cubrir los gastos del día a día. Todos los negocios deben gestionar el riesgo de liquidez para garantizar su solvencia, incluso, en el peor de los escenarios posibles.
“Este escenario era inimaginable por lo que es evidente que habrán de tomarse medidas extraordinarias para garantizar la liquidez, no solo relacionadas con la contención del gasto o la eficiencia de los procesos y sistemas, sino negociando y renegociando nuevas condiciones tanto con las entidades financieras como con el resto de los proveedores”.
El circulante es a la pyme lo que el aceite a un motor, es el lubricante el que catalizador que no permite que el motor “gripe” y ya se sabe que cuando un motor se rompe cuesta mucho más arrancarlo, incluso llegando a hacer que un vehículo pierda todo su valor, y sólo tenga el valor de la chatarra.
Además, hay que recordar que la liquidez no solo es necesaria para pagar salarios y otros gastos, sino que es indispensable para poder hacer frente al aprovisionamiento que permite continuar con la producción y la entrega de pedidos.
Muchas pymes dependen totalmente del circulante, en concreto de las líneas de crédito con los bancos, que se conceden con límites. Y estos límites se van consumiendo y reponiendo con las entradas de liquidez fruto de la operativa de la empresa. Ahora bien, si esta rueda para de girar, lógicamente, aparecen los problemas. “Si este flujo se detiene, encontramos a la pyme con sus líneas de crédito en el límite y sin posibilidad de ampliación o renovación, es decir, estamos condenando a la pyme”.
Sin comercio no hay economía y son los mercaderes -el zapatero, la chigrera, la ferretera o el carpintero- los que, con sus impuestos, pagan todo nuestro bienestar: nuestra sanidad, nuestra educación, nuestra cultura; y nuestras carreteras. Y, a cambio, lo único que piden es poder trabajar.
Según palabras de la ministra de trabajo Yolanda Diaz en entrevista en La Nueva España del 11 de febrero de 2021: “Aprendimos de la crisis anterior, y lo que no gastemos ahora se va a multiplicar por mucho más a posteriori. No hay nada más caro que el desplome de empresas. Yo tengo la obligación de defender a cada una de las empresas porque eso es defender a todos y cada uno de los trabajadores.
Sobre el despliegue de ayudas directas, nunca es tarde si la dicha es buena. No quiero que caiga ninguna empresa, sé bien que si cae una se desploman trabajadores.
A los sectores en ERTE no les basta con que les paguemos las nóminas, hay que transitar hacia la etapa post-ERTE. Por ejemplo, central las ayudas en pequeñas empresas de menos de diez trabajadores”
Ante tal situación los gobiernos prometen ayudas para no dejar a nadie atrás, en forma de créditos que por supuesto hay que pagar, en aplazamientos de las obligaciones tributarias y con la Seguridad Social, que al igual que los créditos y préstamos hay que pagar a su vencimiento, e incluso con intereses o lo que es aún peor con recargos totalmente desproporcionados a la situación que origina la falta de ingresos. Por eso no piden limosna, sino ayudas directas, que les permitan hacer frente a los gastos fijos para poder en un futuro que no puede ser muy lejano, volver a levantar las persianas y generar ingresos y beneficios, que permitan ya no la creación de empleo sino la no destrucción, y eviten la quiebra de empresas.
Emprendedor ama el cash flow más que a tú abuela, porque lo que no son cuentas son cuentos.
Emprendedor, Ponte en Marcha, si es que te dejan y asegúrate que el efectivo fluya, porque si no acabarás en la cuneta.