martes, 31 de enero de 2017

El arte de decidir.


El siguiente texto es la trascripción literal de una parte del libro "Sabios en Zapatillas. Cómo cultivar la sabiduría en la vida cotidiana" de Pere Subirana. 
 
La peor pobreza que puede afectar a una persona es la pobreza de actividades. La libertad que tenemos es directamente proporcional a las actividades importantes que tomamos. Ahora bien, toda actividad, por pequeña que sea, es importante. Nuestro destino se construye en base a las actividades. Las pequeñas actividades cotidianas a veces son tan determinantes en la construcción del propio futuro como las grandes actividades, porque las pequeñas actividades son mucho más frecuentes. 

Cada actividad es como un cruce. Si sabemos lo que queremos, los cruces son más actividad de pasar, sabemos el camino a tomar. Lo grande engloba lo pequeño, las grandes actividades son el contexto que da sentido y significado a las pequeñas actividades. Todo lo que somos es consecuencia de las actividades que hemos tomado anteriormente. Cada actividad tiene consecuencias en el mundo externo, en nuestras circunstancias personales, pero también en las actividades futuras. No decidir también es una actividad. Tan importantes pueden llegar a ser las actividades que tomamos como las que dejamos de tomar. 
 
Ya que hemos de convivir con las consecuencias de nuestras actividades, es importante aumentar la calidad de las mismas. Y la calidad depende de diferentes factores: 

-El grado de conciencia desde el cual decidimos o la reflexión que hemos incorporado

-La ausencia de condicionantes. Las actividades que tomamos forzados por las circunstancias, contra nuestra actividad, rebajan nuestro nivel de autoestima. Existe además un alto grado de posibilidades de que nos tengamos de arrepentir de las actividades tomadas en tales circunstancias. La democracia consiste en no dejarse robar las actividades. Si siempre son otros los que las toman, nunca nos haremos sabios. "La actividad más básica no es qué es lo mejor, sino quien decide que es lo mejor", señaló Thomas Sowell.

Continuamos analizando la segunda parte del libro "Sabios en zapatillas. Cómo cultivar la sabiduría de la vida cotidiana" de Pere Subirana. 

-La alegría y la vitalidad que nos aportan. ¿En qué medida tomamos actividades que nos hacen sentir bien? Las actividades que integran la mente y las emociones acostumbran a ser mejores. 

-Las actividades que más se acercan a la realidad. Las actividades serán de más calidad si examinamos las actividades y los valores en los cuales se basan, los propósitos que tienen y sus consecuencias a corto y a largo plazo. A veces, las consecuencias pueden no ser evidentes o producir efectos indeseados para uno mismo o para otros.

-Las actividades son mejores si la gama de opciones posibles es mayor y si las hemos explorado todas antes de decidirnos. A veces las opciones ya nos vienen dadas, pero otras las podemos crear. ¿Qué podemos hacer para tener más opciones? La finalidad de la actividad tendría que ser precisamente la de incrementar las opciones a nuestro alcance. 

-El control de las premisas de la actividad (la Actividades disponible, los criterios básicos, etc.), el proceso de la actividad (quién toma actividades, cómo y cuándo) y los objetivos (¿a qué resultados pretendemos llegar?). 
 
-El ámbito que afecta cada una de las actividades. Entre los polos opuestos de lo más universal y lo más local, ¿a qué nivel afectan tus actividades? ¿Cuál es su grado de Actividades? 

Si siempre son otros los que toman actividades, nunca ejecutaremos el rol de líderes de nosotros mismos.

 "No hay trompetas que suenen cuando tomamos actividades importantes en nuestra vida. El destino se da a conocer en silencio", Agnes de Mille.

Decidir es asumir riesgos, como por ejemplo el riesgo de equivocarnos. Cualquier actividad es un acto de actividad. Decidirnos significa actuar, sin embargo más importante que tomar muchas actividades es la capacidad de mantenerlas en el tiempo, el grado de compromiso con la elección realizada. Sin un cierto compromiso no podremos mantener la dirección que hemos escogido. Las metas pueden cambiar si dejan de tener sentido, pero los cambios constantes de metas importantes pueden indicar poca capacidad de liderazgo personal. 

Podemos aprender a decidir. Las pequeñas actividades son importantes, pero no somos capaces de ver su importancia hasta actividades de mucho tiempo. Es en las actividades que tomamos donde nuestra sabiduría encuentra la vía de actividad. Por eso, tal y como dice André Maurois, "no nos hemos de dejar robar una actividad".

Tú decides, Ponte en Marcha!

lunes, 23 de enero de 2017

El arte de dirigir tu vida. El liderazgo personal.



Nuestra madre nos parió una vez, pero nosotros tenemos que parirnos cada día", Mario Vargas Llosa.
La educación más importante que recibimos es la auto educación, es decir, la que nos damos a nosotros mismos. El aprendizaje permanente es hoy una necesidad, y no sólo en el campo profesional. La complejidad creciente demanda no sólo buenos profesionales, sino personas que tengan la capacidad de resolver problemas por ellos mismos, que sepan pensar, que tomen decisiones de calidad. La educación que necesitamos es una educación global que atiende el máximo número de aspectos que componen la compleja realidad personal. Cada persona es un ecosistema complejo, un mundo con muchos aspectos interactuando al mismo tiempo: su psicología, sus emociones, su salud, su inconsciente... Las personas también se hallan en sistemas o contextos que les influyen y que condicionan su conducta, como por ejemplo la sociedad o la familia. Por lo tanto, podemos afirmar que hoy es de vital importancia el cultivo de las habilidades directivas.

La administración de nuestros recursos siempre se hace según unos criterios más o menos conscientes. Siempre respondemos a la pregunta "¿A qué vale la pena que dedique mi tiempo y mi dinero?" con nuestros actos. Conviene que dediquemos tiempo a pensar los fines para los cuales administramos. De hecho, la administración de los recursos es sólo un medio que sirve para unos fines que cada uno debe determinar. La administración debe hacerse en función de unos objetivos propios y si no somos conscientes de lo que queremos, de nuestras prioridades, motivaciones, etc. puede pasar fácilmente que administremos nuestro dinero y recursos en función de prioridades ajenas. 

La capacidad de saber guiar la propia vida, de mejorarla y enriquecerla la llamaremos "LIDERAZGO PERSONAL". Sin ella, todos nuestros movimientos no tienen dirección definida: ¿qué le pasaría a un coche que avanza sin saber dónde se dirige? Debemos dirigir nuestra vida si no queremos que otros la dirijan por nosotros. 

El liderazgo es hacer las cosas correctas y la administración es hacer las cosas bien. 

LIDERAZGO + ADMINISTRACIÓN = Hacer bien las cosas correctas 

Ejercer el liderazgo personal es la clave de nuestra libertad, ya que con el liderazgo tomamos decisiones por nosotros mismos e incrementamos la capacidad de decisión de cada persona. Una persona es más libre cuántas más decisiones importantes toma y la contabilidad es una herramienta de la administración de nuestro dinero, pero lo que da sentido a esa administración es el liderazgo. 

Ejercer el liderazgo personal nos ayuda a no dejarnos llevar por las presiones de la publicidad, de la sociedad, de nuestros impulsos... Aprender a dirigir nuestra vida es un proceso que no se acaba nunca. El liderazgo personal es un rol que todos desarrollamos de una manera u otra. 

Incluye, por ejemplo: 
- Saber lo que queremos. "¿Qué quiero realmente para mí?" es la pregunta clave. Es conveniente aclarar la esencia de lo que queremos: podemos querer un coche, un piso, etc pero sabiendo qué función realizará en nuestra vida, el uso que haremos de él, las necesidades que cubre y sus características. 

- Aclarar lo que nos motiva, nuestras expectativas, nuestras intenciones. Nuestros deseos pueden ser confusos, contradictorios, ambiguos o implícitos (no conscientes). Nuestras intenciones marcan el camino que seguiremos, son como direcciones que seguimos y a las cuales debemos dedicar tiempo y energía. Las direcciones que tomamos en nuestra vida pueden cambiar con el tiempo, por ello, es aconsejable reconocer a tiempo las necesidades de cambio. "No hay ningún viento favorable para aquel que no sabe a qué puerto se dirige", Schopenhauer. 

- Aclarar por qué hacemos lo que hacemos. ¿Por qué hacemos una cosa y no otra? Establecer un por qué nos ayuda a dar un SIGNIFICADO a nuestros actos. Más que reflexionar sobre el sentido de la vida debemos dar un sentido a la vida nosotros mismos. 

- La clave de conducir está en no desviarte de tu camino. Aprender a ejercer la voluntad de seguir una determinada dirección y automotivarnos a seguirla es tan importante como escogerla. 

-Una vez sabemos lo que queremos hay que escoger un orden de prioridades. Lo primero debe ser lo primero, si conocemos lo que es esencial conoceremos lo que es superfluo. "Lo superfluo no debe pasar por encima de lo esencial", dijo Goethe 

-Los objetivos generales deben de ir acompañados de unos objetivos más específicos. Si queremos tener salud, nuestros objetivos deberían ser hacer gimnasia cada día y comer sano. Si no hacemos nada por aquello que queremos conseguir es que en realidad no es tan importante para nosotros. 

-Establecer unos métodos para llegar a lo que queremos (un "cómo") y una estrategia (cómo y cuándo hemos de aplicar los métodos). 

-Determinar los criterios sobre los que basamos nuestros actos. Existe siempre una filosofía detrás de toda acción, una misma filosofía que se repite a través de muchas acciones nos lleva a una filosofía o ética vital. La cuestión es si la escogemos de manera consciente o no. La filosofía nos lleva a unos valores personales, a valorar más unos principios que otros. "Un líder es un filósofo en acción", asegura Antonio Medrano. 

- Ser consciente de los modelos aceptados socialmente y de su posible influencia en nosotros mismos y en los demás. Al mismo tiempo, podemos escoger los modelos de referencia que nos van a ayudar a ir en la dirección que hemos escogido. La vida de Gandhi, de Einstein, de la Madre Teresa de Calcuta o personas conocidas nos pueden inspirar y guiar. 

- Saber distinguir los medios de los fines. Los instrumentos que utilizamos para vivir mejor no tienen que utilizarnos a nosotros. Compramos el coche para ahorrar tiempo, pero no contamos todo el tiempo que hemos de dedicar a trabajar para comprarlo y mantenerlo. Las grandes cosas se consiguen generalmente con medios pequeños pero utilizados de manera sistemática y constante. 
 
- Hacernos preguntas, reflexionar. "Las preguntas son la semilla del conocimiento" (Francis Bacon). La reflexión nos permite aprender de los errores y formarnos opiniones propias. La alternativa es dejar que los medios de comunicación o personas influyentes piensen por nosotros. 

- Saber medir las fuerzas y descubrir las posibilidades y los límites de cada cosa, situación o persona (incluidos nosotros mismos). Para ello, es necesario aprender a ver la realidad. A veces confundimos nuestros deseos con la realidad, nos dejamos llevar por ilusiones, fantasías o autoengaños. Podemos engañarnos de muchas maneras, como por ejemplo creer que podemos gastar más de lo que tenemos. 

- Tener mecanismos de autocontrol. La retroalimentación es necesaria siempre para comprobar si vamos en la dirección correcta. Alguien dijo una vez que "la eterna vigilancia es el precio de la libertad". La libertad requiere que estemos atentos, la clave de conducir está en no desviarnos del camino. 

Para no ser esclavos de factores externos o internos, se hace indispensable que cada uno construya su proyecto vital. La educación más importante es la educación para la vida, y comienza con un proyecto vital gratificante, un reto estimulante al cual se orienten nuestros objetivos y nuestras acciones. Ponte en Marcha!

 

lunes, 16 de enero de 2017

Cómo programarnos para el éxito.



Todo lo que somos ahora o seamos en el futuro es el resultado de lo que hay en nuestra mente. Los pensamientos se materializan en acciones.  

Para modificar las realidades externas primero hemos de modificar las realidades internas de lamente, modificando actitudes, creencias y expectativas.
Si comenzamos este proceso empezaremos a actuar en una dirección correcta que con el tiempo permitirá que alcancemos nuestras metas y venzamos las dificultades. 

Cada uno de nosotros tiene unas creencias de la realidad y son esas creencias las que hacen que veamos las cosas de un color u otro. Si tomamos dos enfoques de una misma realidad, uno positivo y uno negativo, no podríamos negar ninguno de los dos incluso con los datos objetivos de los hechos en la mano. La diferencia está en que las personas que se sitúen en el enfoque positivo tendrán actitudes más positivas y verán más oportunidades en ello. 

Recordamos así que la realidad viene siempre determinada por nuestras creencias, y si desde un enfoque negativo creemos que no hay oportunidades probablemente no las tengamos. 

La clave para cambiar nuestras creencias es buscar información sobre los aspectos que queramos desarrollar. Si queremos ver el mundo lleno de oportunidades, tendremos que formarnos y recibir información que nos permita atacar el problema desde otro ángulo (menos televisión y menos periódicos). 

Para probar cosas nuevas hay que flexibilizar la mente, hay que abrirse y tener el valor suficiente para probar lo desconocido. 

Existe una posición llamada «la zona cómoda» que es el mejor lugar para no tener éxito en la vida. La zona cómoda está en cualquier ámbito de la vida, en una relación de pareja con la que uno no es feliz, en un trabajo o ciudad que no nos guste, etc. pero como las cosas están tan mal uno no hace nada por cambiarlo («más vale malo conocido que bueno por conocer»). 

Es positivo luchar contra la zona cómoda, si uno quiere sentirse libre y vivo y disfrutar más a fondo de la vida. Luchar contra la zona cómoda implica riesgos. La realidad es que para cualquier cosa que hagamos en la vida hemos de arriesgar. Para ello hemos de superar el miedo al fracaso que nos inmoviliza, pasar por encima de él. 

Además de todo lo citado anteriormente, hemos de tener muy en cuenta para obtener el éxito los dos grandes poderes que controlan todo lo que hacemos y nos sucede: 

· El poder del amor: todo lo que hacemos lo hacemos para conseguir amor o para compensar la falta de éste. El amor da forma a la personalidad y al destino. 

· El poder de la sugestión: todo lo que nos afecta de alguna manera produce un efecto sobre nuestra personalidad. Todo cuenta, las cosas y las personas, o nos favorecen o nos perjudican en algún sentido. 

Algunos principios que pueden ayudarnos a conocernos mejor: 

· Principio de la costumbre: sin una decisión específica para cambiar algún aspecto de la vida, la tendencia natural es a seguir igual indefinidamente. Cuanto más hagamos de lo que hacíamos, más recibiremos de lo que recibíamos. 

· Principio de la emoción: la mayoría de las decisiones importantes las tomamos sobre la base de nuestras emociones. Somos seres racionales y emotivos. Las decisiones que tomamos podemos sustentarlas en la lógica, pero al final nos inclinamos hacia una u otra decisión debido a una emoción. 

Las dos emociones principales que luchan en nuestro interior son el deseo y el temor. Nuestros deseos nos impulsan y nuestros temores nos detienen. Para vencer a los temores hay que pensar todo el tiempo en lo que uno quiere, no pensar en los temores y así estos desaparecerán. 

· Principio de la expresión: todo lo que se imprime en la mente con el tiempo se manifestará como la personalidad, como parte de uno mismo. Las experiencias que se acumularon en la mente son la realidad de hoy. 

· Principio de la inversión: es un principio muy potente. Si uno puede crear el estado subjetivo o la emoción, la emoción pondrá en marcha los principios de la atracción y la correspondencia, y atraerá a su vida a la gente, a las circunstancias y oportunidades necesarias para crear algo objetivo que se corresponderá con lo subjetivo. Para poner en marcha este principio hay que utilizar la imaginación. La sensación comenzará a modificar cosas en el interior y en el exterior.

· Principio de la repetición: todo lo que hacemos una y otra vez se convierte en una costumbre, un hábito. Si queremos cambiar algo, tenemos que actuar como si ese algo ya hubiese cambiado, aunque cueste se acaba haciendo costumbre. 

Estos principios sirven para conocernos mejor, pero para orientarnos positivamente hacia el éxito necesitamos de los siguientes requisitos: 

· Deseo: es el punto de partida para cualquier cambio. Cuando deseamos algo con gran intensidad, ponemos en marcha la energía, conocimientos y acciones necesarias para conseguirlo cueste lo que cueste. Si deseas algo con gran intensidad nada en el mundo podrá impedir que lo logres. 

· Decisión: el siguiente paso es tomar una decisión clara e inequívoca de lo que se quiere y estar dispuesto a pagar un precio por ello. Uno tiene que estar dispuesto a hacer lo que sea necesario si quiere conseguir sus objetivos. La clave del éxito es querer darlo todo, el compromiso. 

· Determinación: apoyar los planes con una fuerza de voluntad férrea. Estar dispuesto a perseverar ante las dificultades. 

· Disciplina: es la clave esencial del éxito. Estar dispuesto a hacer las cosas que uno tiene que hacer cuando las tiene que hacer. Muy relacionado con la responsabilidad. 

Para alcanzar con éxito tú deseo, toma la decisión y Ponte en Marcha con determinación y disciplina.

 

martes, 10 de enero de 2017

Principios mentales del éxito


Los siete principios fundamentales para el funcionamiento de nuestra mente, que juegan un papel decisivo en nuestra vida y que funcionarán independientemente de lo que pensemos sobre ellos (los creamos o no) son los siguientes: 

1. Principio de control: el locus de control interno supone la sensación de que uno domina su propia vida, que uno va hacia donde quiere ir, está satisfecho consigo mismo, tiene sentimientos positivos sobre sí mismo. Por el contrario, el locus de control externo supone la sensación de que algo ajeno le controla, le cuesta tener pensamientos positivos sobre sí mismo, porque su control lo tiene algo externo. 

Si reflexionamos, observamos que las partes de la vida que controlamos son aquellas en que nos sentimos felices. Así, las personas con un foco de control interno muy marcado obtienen más logros, creen en ellas mismas, tienen más éxitos. Son personas más felices. 

Para desarrollar el control interno hay que comprender que éste se inicia en nuestros pensamientos. Los pensamientos y los sentimientos determinan las acciones. Entonces, si desarrollamos pensamientos y sentimientos positivos hacia las cosas, estaremos mejor preparados para conseguir nuestros objetivos (ir de viaje, concertar una cita, cambiar de trabajo, declararse a una chica, etc.). El principio de control ayudará a conseguir las metas que nos hallamos puesto. 

2. Principio del accidente: todo lo que pueda salir mal saldrá mal, a no ser que se planifique lo contrario y se haga algo por evitarlo. La postura pasiva no mejora la situación actual. 

Postura pasiva ante este principio: «las cosas son así, hay que conformarse». Son personas que no elaboran planes, caen en el inmovilismo, en el conformismo, piensan que no pueden hacer nada por cambiar. 

Postura activa ante este principio: «mi futuro depende de lo que yo haga ahora». Son personas que se rebelan, que luchan por cambiar las cosas, que tienen objetivos y metas en su mente. 

3. Principio de causa y efecto: para cada efecto en la vida hay una causa específica. La felicidad o la ausencia de ella son el resultado de causas y efectos. Este principio da una sensación total de control. Es lo contrario de ir a la deriva. Es el punto de partida para comprender porqué conseguimos las cosas. 

«Cosecharás lo que siembres». Si creemos que todo sucede por un motivo, podremos identificar las causas y duplicarlas o anularlas con plena libertad cuando queramos. 

Los pensamientos son causas. Los pensamientos que tengamos sobre las situaciones determinarán cómo vemos las cosas. Si deseamos cambiar algo en la vida, lo primero que hay que cambiar son nuestros pensamientos. 

4. Principio de la creencia: lo que creamos con auténtico sentimiento es lo que se convierte en nuestra propia realidad. Se convierte en realidad porque uno siempre actuará de manera coherente con sus creencias. 

Si creemos en una determinada cosa, entonces filtraremos la realidad y sólo dejaremos pasar las partes coherentes con nuestras creencias. No querremos ver ciertas cosas y por ello cada persona hace una interpretación única de la realidad. 

Si modificamos nuestras creencias modificamos nuestra realidad. 

Cada uno de nosotros tiene unas creencias por medio de las cuales se autolimita. La mayoría de las limitaciones son ficticias, no existen en la realidad, son limitaciones de origen emocional que con el paso del tiempo, al no desarrollarlas y creernos una y otra vez que no servimos, acaban por convertirse en nuestra realidad. 

Para conseguir los objetivos que queramos debemos poner en duda esas creencias que nos autolimitan y deshacernos de ellas, hacer como si no existieran. 

5. Principio de la expectativa: lo que esperes es lo que obtendrás, no lo que desees, sino lo que creas que va a suceder. 

Nuestra forma de pensar acerca de cómo van a salir las cosas se convierte en nuestra propia profecía que llega a cumplirse. 

Las expectativas de cada uno tienen efecto sobre uno mismo y sobre las demás personas, aunque se basen en informaciones falsas. (Rosenthal). 

Este principio está directamente relacionado con el de las creencias. 

6. Principio de la atracción: somos un imán viviente que atraemos inevitablemente a nuestra vida a personas y circunstancias que están en armonía con nuestros pensamientos dominantes. Lo que pensamos de manera dominante es lo que atraemos hacia nosotros, por eso es importante centrar nuestra atención en las cosas que queremos y no en las que no queremos. Así atraeremos a personas que están en armonía con nuestra forma de pensar y a medida que vamos dominando todos los principios anteriores, este principio trabajará más a nuestro favor. 

7. Principio de las correspondencias: nuestro mundo exterior es un reflejo de nuestro mundo interior y a su vez, lo que sucede dentro es un reflejo de lo que sucede fuera. Un claro ejemplo de esto se ve en las relaciones personales. Uno puede ver lo sana que es su personalidad observando las relaciones que le rodean. 

Si buscas el éxito, ejercita tus principios y Ponte en Marcha!