El ADN del Emprendedor.


La Espiral del Crecimiento Personal del Emprendedor es su ADN y por tanto tiene que llevar:

E SFUERZO / ENTUSIASMO
S ACRIFICIO
P ASIÓN
I NICIATIVA / ILUSIÓN
R IESGO / INCERTIDUMBRE
A CTITUD / ACCIÓN
L OGRO / LIDERAZGO
   





Pero cuidado no caigamos en la trampa de la espiral y confundamos 

Esfuerzo / Entusiasmo con Envidia
Sacrificio con Saber de ... Vs. Ser capaz de ...
Pasión con Pasividad
Iniciativa e ilusión con Indolencia e Improvisación.
Riesgo / Incertidumbre con Reaccionar y Repetir
Actitud y Acción con Apatía y Arrogancia
Logro y Liderazgo con Lamento

Al final son dos caras de la misma moneda. No te la juegues a cara o cruz.

 

Trabajadores a Sueldo vs Profesionales Apasionados 

Tuve la gran fortuna de descubrir lo que realmente me apasionaba desde mucho antes de terminar la universidad y de iniciar un emprendimiento propio que me permitiría generar ingresos mientras me dedicaba a eso que me apasionaba, por tal razón no salí con mi título debajo del brazo a buscar un empleo.

Hace varios años, antes de comenzar la universidad, no tenía claro lo que quería hacer con mi vida, entonces me dedicaba simplemente a seguir el "libreto" que mis padres habían preparado para mi. De haber seguido ese libreto, hoy probablemente estaría trabajando en el área de contabilidad de un buen banco y con un buen sueldo... pero lo más seguro es que no viviría mi día a día tan apasionadamente como lo hago ahora.

Dicen por ahí que "quien no sabe lo que quiere, se conforma con lo que le den"... y en esa situación me encontraba yo, simplemente conformándome con vivir la vida que me habían preparado, pero hoy veo las cosas de una manera muy distinta y quiero aprovechar este espacio para compartir algunas lecciones que he aprendido en mi vida como profesional y como emprendedor.

El dinero te hará Rico, pero tu pasión te hará prospero.
Hace algún tiempo los Padres de un amigo se encontraban en un complicado dilema, pues no sabían si era más conveniente que su hijo estudiara administración o medicina, porque no tenían muy claro cuál de las dos profesiones daba más dinero.

Situaciones como esta se repiten en la vida de muchas personas. El dinero se convirtió en uno de los factores más determinantes a la hora de tomar las decisiones importantes de nuestra vida; incluso hemos llegado al punto de ver personas que escogen su pareja únicamente fijándose en su nivel económico.
 
Este tema ha sido bastante debatido y siempre generará toda clase de opiniones, pero hoy personalmente prefiero dedicarme a cosas que me apasionan. A medida que iba trabajando en mi primer emprendimiento, mis padres me conseguían entrevistas laborales porque no veían potencial en lo que estaba haciendo, pero yo hacía las cosas con tanta pasión y convicción, que al final salieron bien. Aún mis padres me animan a que busque un empleo con salario fijo, pero dentro de mis objetivos no encaja muy bien un trabajo con horario de oficina, entonces prefiero seguirme dedicando a mis proyectos.

Hay empleos que te ofrecen muy buenos ingresos, pero a cambio debes dedicar tu tiempo a trabajar por los objetivos y sueños de otras personas; y eso está bien para muchos, pero no para mí.

Me encanta el dinero, pero veo el dinero más como una herramienta que me ayudará a conseguir los verdaderos objetivos de mi vida: tener libertad, dedicarme a mis pasiones y ayudar a muchísimas personas.


 El dinero es muy importante, pero no debe ser el factor más determinante a la hora de tomar decisiones importantes.

¿Recuerdas realmente qué te llevó a escoger tu profesión?

De niños soñamos con ser policías, bomberos, maestros, abogados, etc. y vemos en esas profesiones una oportunidad para ser "héroes" y ayudar a los demás. Dentro de cada uno de nosotros hay un héroe que quiere ayudar al mundo, pero es triste cuando los deseos de ese héroe se ven opacados por la necesidad de dinero, y es entonces cuando vemos policías que venden sus principios, médicos que le niegan la salud a quienes no tienen medios económicos, maestros que han perdido la ilusión de educar y se limitan a ir a su trabajo solamente esperando el fin de mes para cobrar su sueldo, abogados que olvidan su ética porque les van a pagar muy bien... etc.

Afortunadamente son muchos más los profesionales que realizan su labor con verdadera convicción, pero quería mencionar lo anterior simplemente para recordarte que sin importar cuál sea tu profesión, nunca olvides que la esencia de ella es ayudar. Haciendo tu profesión con verdadera pasión, estás literalmente siendo un héroe que todos los días contribuye a hacer de este mundo un lugar mejor. Recuerda que debes ser un Profesional Apasionado y no un Trabajador a Sueldo.

"Si vas a ser zapatero, sólo espero que seas el mejor" -Diomedes Díaz


Entusiamso para Ponerte en Macha!


El entusiasmo es la exaltación del ánimo que se produce por algo que cautiva o que es admirado. El término procede del latín tardío enthusiasmus, aunque su origen más remoto se encuentra en la lengua griega. Para los griegos, entusiasmo significaba “tener un dios dentro de sí”. La persona entusiasmada, por lo tanto, era aquella guiada por la fuerza y la sabiduría de un dios, capaz de hacer que ocurrieran cosas. 

"No dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como necesaria; trabaja, aspira, tiende siempre hacia la altura"
Rubén Darío 
En la actualidad, se conoce como entusiasmo a aquello que mueve a realizar una acción, favorecer una causa o desarrollar un proyecto. 

El entusiasmo puede entenderse como el motor del comportamiento. Quien está entusiasmado con algo, se esfuerza en sus labores y exhibe una actitud positiva ya que tiene un objetivo por cumplir. 
La felicidad y el bienestar interior también se asocian al entusiasmo, que puede surgir de manera natural y espontánea, sin que existan motivos concretos o específicos. Durante las épocas alegres y positivas de nuestra vida, solemos afrontar el día a día con un entusiasmo espontáneo, que parece ser un rasgo de nuestra personalidad. En cambio, los momentos de mayor dificultad a nivel emocional o económico suelen atentar contra los deseos de luchar, y en ellos se encuentra la clave para salir adelante. 

Existen diversas formas de entender el concepto de entusiasmo, y en gran parte se encuentra ligado a la vocación, en cuanto a que en cada individuo se manifiesta de manera particular y, muchas veces, impredecible. Hay quienes creen que todos nacemos con un talento especial, y que solo algunos lo descubren; por otro lado, existe la teoría de que unos pocos afortunados llegan a este mundo con habilidades sobresalientes. 

Ni siquiera quienes se muestran más apagados, aquellos que evidencian una sensación de derrota ante los desafíos de la vida, pueden esconder su felicidad si se les presenta un objetivo que toque esa parte tan profunda de su ser que, muchas veces, solo ellos conocen. El entusiasmo se despierta por motivos y de formas diferentes en cada uno y, a diferencia de la vocación, parece estar al alcance de todo ser humano. 

La vida moderna, que nos sumerge desde nuestro nacimiento en una sociedad consumista, suele conducirnos a una espiral de inconformismo y decepción ante la idea de no poder alcanzar nuestros objetivos, tanto a nivel emocional como profesional. Todo comienza cuando permitimos que otros decidan cuáles son nuestras necesidades, qué nos hace felices, y que tenemos que hacer.

En la mayoría de los casos, dado que dichas elecciones no son propias, llega un punto en el cual perdemos el entusiasmo y se desmorona toda la estructura a nuestro alrededor; la solución, por lo tanto, es tan simple como desgastante: cuestionar cada aspecto de nuestra vida, para dar con la combinación de objetivos y necesidades que verdaderamente nos corresponde. 

El entusiasmo es como el combustible; es lo que nos da la fuerza para luchar por nuestras metas. 
Cuando nos falta entusiasmo, nos falta energía (y viceversa). Así que para recuperar el entusiasmo, debemos aumentar nuestra energía. 

La falta de entusiasmo no es más que falta de interés en un momento determinado. Si sientes que has perdido el entusiasmo, es porque quizás hayas perdido el interés. 

Cuando llevamos algún tiempo dándole nuestra atención a algo, se vuelve normal, se vuelve rutina y al dejar de ser novedad, el entusiasmo disminuye (sobre todo si eres un emprendedor nato y necesitas de nuevos estímulos constantemente). 
No pierdas el entusiasmo y Ponte en Marcha


Entusiasmo. Ser cautivado por el éxito, no el fracaso.

El trabajo y el esfuerzo claves para el éxito a la hora de emprender. 

Unas de las claves del éxito en el emprendimiento son sin duda el trabajo constante, el esforzarse todos los días por alcanzar las metas trazadas. Es levantarse por las mañanas con la convicción de que ese día lo vas aprovechar al máximo poniendo un extra en todas las tareas que se realices. Con el trabajo y el esfuerzo constante siempre encontrarás la manera más segura de llevar tú proyecto a donde quieres.

Lamentablemente cuando una persona empieza a tener triunfos y logros trascendentes al emprender gracias a su trabajo y esfuerzo realizado, muchas veces llega la fama y se vuelve muy conocida. Al darnos cuenta de todos los frutos que esa persona está cosechando, en nuestra mente se forma la idea de que el éxito y la buena suerte siempre lo han rodeado en su vida o que todos esos logros y triunfos son regalos del cielo, y por lo tanto han sido muy fáciles de conseguir. Pocas veces nos detenemos a pensar en el esfuerzo y sacrificios tan grandes que dicha persona ha tenido que hacer para realmente conseguir sus objetivos y sobre todo, no nos percatamos del tiempo que debió invertir para ello. No vemos que probablemente ha tenido que estar luchando y renunciar a muchas cosas para lograr el éxito como emprendedor.

Debemos ver siempre los dos lados de la historia, ya que el que realmente triunfa es porque un día se comprometió consigo mismo a llegar hasta obtener lo deseado, a pesar de las adversidades que se pudieran presentar en el camino.

El ha pagado el precio de las bondades que el éxito ahora le otorga.


Desafotunadamente en la actualidad muchas personas solo ven la parte atractiva de la historia y quieren tener éxito sin pagar el precio. En la actualidad han surgido una infinidad de seudo-opciones que dicen llevarte al éxito o a la riqueza, sin el más mínimo esfuerzo. Es ahí donde hay que tener mucho cuidado porque en realidad solo pueden ser puros falsos espejismos. 


Cuando vemos este tipo de historia de personas triunfadoras y exitosas nos suceden dos cosas, las vemos como ejemplos de motivación para seguir trabajando y esforzándose en el logro de nuestros proyectos o empezamos a justificarnos con todas las razones posibles para no iniciar o no continuar intentándolo, quedándonos igual o peor de lo que estábamos al inicio.

Creo que si fuéramos más humildes y siguiéramos con más atención esos ejemplos de éxito en la vida, la historia sería otra. Tenemos que aceptar que en esta vida todo requiere de trabajo y esfuerzo constante.

La formula de trabajo + esfuerzo es lo que te convertirá en un emprendedor de éxito.

Ponte en Marcha con Esfuerzo y Entusiasmo.



Emprender con confianza.

El emprendedor para mantener la confianza en él mismo necesita sentir que puede conseguir su propósito y no dejar que las frustraciones la fracturen. Pensar desde el punto de vista del “yo puedo” es lo que le da vigor para mantener la confianza viva y fuerte para alcanzar su reto.  

No olvidemos que la confianza en uno mismo da forma a la percepción que se tiene de la realidad que le rodea e influye en la capacidad para regir el propio futuro. Por esta razón el emprendedor necesita aprender a soportar y tolerar las frustraciones que se le presentan cada día y tener presente que estas surgen cuando las metas y los objetivos no se alcanzan o encuentra obstáculos en el camino hacia su reto. 

Tener confianza da la fuerza, tanto para ser resolutivo como para tener el coraje de superar los miedos e incertidumbres que el emprender supone. Con confianza, el emprendedor, aprende de los errores de una manera saludable, sin castigarse ni fustigarse. Con confianza, el emprendedor, afronta las dificultades sin que le falte el valor y la valentía. Pero esto no significa que el temor y la ansiedad no estén presentes, sino que el emprendedor posee la capacidad para adentrarse en un proyecto nuevo y ponerse en marcha en busca de su objetivo. Tener confianza, permite al emprendedor, dominar el miedo de forma proactiva y con optimismo, ya que la manera de percibir y afrontar los retos y el grado de confianza influirán de manera determinante en la consecución de los resultados obtenidos. 

Como dijo Henry Ford: “Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienes razón”. 

Del aforismo deducimos que mientras creamos en nuestro fuero interno que no lo lograremos, no daremos el paso, y si emprendemos el camino, la inseguridad actuará para boicotear nuestra iniciativa. En el extremo opuesto, si nos preparamos, aprendemos, entrenamos con tesón, ensayamos con esfuerzo, disfrutamos del proceso, le encontramos un sentido, incorporamos los errores como experiencias, abandonamos el victimismo es pos de la responsabilidad vamos sentando las bases que nos ayudan a ponernos en marcha ya lograr nuestros propósitos y llevar a cabo el proyecto.  

De hecho, la afirmación “Más hace el que quiere que el que pude” es el argumento que trata de explicar como un emprendedor ha alcanzado el éxito que parecía imposible, dadas sus facultades, condiciones o circunstancias de partida, incluso cuando su entorno más próximo, a pesar de apoyarlo, no creía que fuera posible superar el reto. Pero ¿es cierto que querer es poder? ¿Hasta qué punto la voluntad, la perseverancia y el propósito vencen a la adversidad y a las circunstancias desfavorables

Los que dicen que imposible no deberían molestar ni interrumpir a los que lo están haciendo, respondía Edison cuando alguien aseguraba que era absurdo tratar de inventar la lámpara incandescente. El antídoto contra la resignación, el pesimismo gratuito, el cinismo rampante o el abandono es creer y confiar. 

Por ello, ten confianza y Ponte en Marcha.


Sacrificio.

Sacrificio es una noción que procede de la lengua latina (sacrificĭum) y que tiene varios usos. 
Para el emprendedor, se entiende que el sacrificio es un camino para llegar a una meta.

Los cinco sacrificios que todo emprendedor debe hacer.

Estabilidad
Estás empezando un proyecto, y no hay garantía alguna de que vaya a funcionar. Incluso si tu idea y tus planes son sólidos, crear una empresa es un camino rocoso; no hay forma de saber qué dirección tomará tu negocio hasta después de varios meses… o incluso más. Si aún no has sacrificado un trabajo estable, cómodo y bien remunerado para seguir este camino, lo más probable es que te veas dispuesto a sacrificar otro tipo de estabilidad para poder seguir adelante.

Por naturaleza, el camino del emprendimiento es inestable. No te sorprendas si encuentras cambios múltiples y repentinos mientras progresa tu trabajo: es parte del proceso. Eventualmente, si trabajas duro y tienes una visión clara, las cosas se estabilizarán.

División entre trabajo y vida privada. 
Cuando te conviertes en un empresario, las líneas que dividen tu vida laboral de la privada se vuelven algo borrosas. Comenzarás a pensar en negocios incluso cuando te encuentres lejos de la oficina, algunas veces porque querrás hacerlo, y otras, porque no podrás evitarlo. Asimismo, recibirás llamadas y correos que exigirán tu atención inmediata, pues tú serás el jefe y nadie más podrá responderlas.

Tu tiempo libre se convertirá en un horario de trabajo más tranquilo, pero la otra cara de la moneda es que el tiempo que pases en la oficina se sentirá menos pesado, pues realmente querrás estar ahí. Recuerda: esto no quiere decir que no sea importante que equilibres tus prioridades personales y profesionales.


Ingresos.
Esto se relaciona con el sacrificio de estabilidad: durante los primeros años de tu negocio, lo más probable es que no hagas mucho dinero. En la mayoría de los negocios, los emprendedores y sus familias invierten muchísimo para que el proyecto camine. Si éste es tu caso el sacrificio será mucho mayor, pues tu red de seguridad desaparecerá.

Ya que tú decidirás a dónde se irá el dinero, puedes fijar tu propio sueldo. Sin embargo, muchos emprendedores ni siquiera establecen un sueldo para ellos mismos durante los primeros meses de operación, o al menos no hasta que existan ingresos constantes que los respalden. Prepárate para este escenario.

Sueño.

Dormir es de vital importancia, pero, sin importar cuánto trates de preservar hábitos de sueño saludables, deberás sacrificar un poco de descanso con tal de administrar tu negocio. Algunas veces incluso te mantendrás despierto durante toda la noche para terminar esa propuesta importante. Otras veces, te levantarás muy temprano para llegar a una junta u organizar tu agenda del día. Y, en otras ocasiones, te quedarás toda la noche en vela, inquieto y preguntándote sobre el futuro de tu empresa.

Cualquiera que sea el caso, tus hábitos de sueño cambiarán cuando te conviertas en emprendedor, y tendrás que aprovecharlos al máximo sin importar cuáles sean.

Comodidad .
Ser el dueño de una compañía significa que la mayor responsabilidad recae en ti. Tendrás que usar un sinfín de sombreros, tomar decisiones que nunca habías tomado y profundizar en temas que no habías considerado antes. En parte, ser un empresario significa salirte de tu zona de confort… incluso varias veces al día. 

Los empresarios más exitosos son los que abordan las situaciones incómodas con seguridad y con un cierto grado de emoción. Aprende a manejarte en ambientes incómodos y te sentirás mucho cómodo con tu trabajo.

Ya lo sabes, emprender supone sacrificar algunas cosas para conseguir otras. Ponte en Marcha!



Iniciativa / Ilusión

Del latín initiātus, iniciativa es aquello que da principio a algo. Se trata del primer paso de un proyecto o del punto de partida de alguna acción.

La iniciativa también es la cualidad personal que tiende a generar proyectos o propuestas. Una persona con iniciativa es aquella que suele promover emprendimientos.


La capacidad de iniciativa es la predisposición a emprender acciones, crear oportunidades y mejorar resultados sin necesidad de un requerimiento externo que lo empuje, apoyado en la autoresponsabilidad y la autodirección.

Tener iniciativa supone adoptar una actitud proactiva, despierta ante la realidad y con la madurez suficiente para asumir las consecuencias de la acción. Implica marcar el rumbo por medio de acciones concretas, no sólo de palabras.


No basta con tener voluntad de hacer algo, es necesario dar el paso adelante y ponerse manos a la obra. Quien plantea ideas con iniciativa, asume, también, la carga de su realización

También implica una disposición para aprovechar las oportunidades, perseguir los objetivos mas allá de lo que se requiere o se espera, saltarse la rutina cuando es necesario para realizar el trabajo.
 

Incluye saber identificar un problema obstáculo u oportunidad y llevar a cabo acciones que contribuyan a su solución. 

En definitiva, la iniciativa es la capacidad de ver una necesidad, de planificar como cumplir con ella, de determinar el tiempo adecuado para tomar las medidas necesarias y por último para proceder sin que nadie te diga nada.

Junto a la competencia de iniciativa se ponen en marcha otras competencias como pasión, entusiasmo, esfuerzo, confianza, riesgo e ilusión.
La ilusión es parte del ADN de los emprendedores, que se van a enfrentar a un futuro muy incierto, a una vida inestable, a fracasar en su intento, a no dormir pensando en cosas que tienen que hacer, pero gracias a la ilusión, para ellos todo eso es como jugar en el parque. Pero si te pones en marcha hay que intentar hacer todo lo posible por salir adelante.

La ilusión no se compra, no se puede ir uno a un supermercado y pedir un cuarto de la misma, ni es algo que caduque. Por eso cuando ves los ojos de los emprendedores de cerca te das cuenta del que los tiene cargado de ilusión y del que no.
  La ilusión tiene a su juicio dos caras, y es especialmente el Español el único idioma que ha sabido a su entender, captar sutilmente las dos facetas de su misma moneda.

En primer lugar, y en coincidencia con la mayoría de los idiomas, nos encontraríamos con la faceta negativa del término ilusión. Esto es, aquella que hace referencia al carácter de irrealidad de la misma. Su no adaptación a lo que fuera eso que llamamos realidad.

Así las expresiones: “Eres un iluso!, pero que ilusiones te haces!, de ilusiones no vive el hombre!” denotarían ese aspecto negativo de una forma peyorativa de vincularse con nuestra circunstancia y entorno.

Sin embargo, pareciera que el Español, a diferencia de otros pueblos, hubiera sabido encontrar una acepción positiva al término.

Una acepción que justamente pusiese en valor una actitud, un modo de instalación vital inteligente y proactivo, lleno de recursos y de energía, de fe en el futuro y en el horizonte, que nos permitiera hacer frente y confrontarnos con la crudeza de la vida y de la realidad.

Así expresiones como “qué ilusión me hace verte!”, “tengo tanta ilusión por empezar este proyecto!”, “ Estoy ilusionado!”, “ Tengo ilusión por…!” delatarían un modo especial y lleno de fuerza de instalación vital.


Los otros, lo futuro, lo propio del entorno, se nos aparecería entonces con otro tono, con otro color, con un halo misterioso de encanto que nos invita y seduce, que nos alegra y nos ilusiona.

La ilusión, en su acepción positiva, esto es trabajarse el estar ilusionado, es una cualidad, un estado, un modo de estar y de comportarse en la vida, que debemos saber educar y cuidar.

La capacidad para la ilusión, no es algo que nos sea dado. Es una actitud y una aptitud, que como el resto de las habilidades, se desarrolla, se capacita, se entrena y se ejerce.

La capacidad para vivir ilusionado, es una tarea, un quehacer, un hábito que sostenido en el tiempo, se convierte en el mejor de los ingredientes para el éxito.
No es iluso tener ilusión. Es ilusionante no ser un iluso. Y es importante tener ilusión, al tiempo que estar pegados al terreno y a la selva en que muchas veces consisten nuestras proyectos de emprendimiento. 


Por eso es importante no ser ilusos a la hora de emprender y si estar ilusionados con cada paso que damos en la Puesta en Marcha de nuestros proyectos y organizaciones.

No es asunto baladí esto de educar la ilusión. Y ardua tarea tenemos todos en nuestra sociedad, para responsabilizarnos, en la parte alícuota que nos corresponda, en ser verdaderos generadores y educadores de ilusión.


Con iniciativa e ilusión, Ponte en Marcha! y haz que las cosas sucedan. 


Coherencia.  

 Coherencia, del latín cohaerentia, es la cohesión o relación entre una cosa y otra. El concepto se utiliza para nombrar a algo que resulta lógico y consecuente respecto a un antecedente.  

Lo coherente, por lo tanto, mantiene una misma línea con una posición previa. La coherencia también se asocia a aquello que resulta entendible a partir de la lógica.  

En otro plano, más profundo, las sociedades actuales se caracterizan por una falta de coherencia entre las necesidades de las personas y su comportamiento. Muy comúnmente, los seres humanos nos sentimos perdidos, especialmente al llegar a ciertos puntos clave de nuestra vida, como si no supiéramos quiénes somos, cuáles son nuestros objetivos, por qué actuamos de una u otra forma. Esa sensación de no tener control sobre nosotros mismos está relacionada con la falta de conexión que existe entre nuestros deseos profundos y lo que realmente hacemos.  

¿Por qué escogemos estudiar una carrera universitaria o trabajamos en algo que no representa nuestra verdadera vocación?  

La coherencia significa que el ser humano alcanza su esplendor cuando vive con coherencia entre lo que piensa, lo que diga y lo que hace, pero desgraciadamente lo que hoy impera es pensar una cosa, decir otra y hacer una tercera.  

No actuar con coherencia a la hora de tomar tales decisiones puede afectarnos gravemente para el resto de nuestras vidas, así como al resto de las personas involucradas. Pero no se trata de una mera equivocación, sino de la consecuencia de una fuerte influencia que nos condiciona desde que nacemos, y que nos la transmiten nuestros mayores y los medios de comunicación: el mundo nos dice cómo debemos ser, qué debemos hacer, qué debe gustarnos y, en muchos casos, acabamos por creerlo; aunque, tarde o temprano, la verdad aflora.  

Se coherente con lo que piensas y quieres y Ponte en Marcha!, es tú responsabilidad.


Ambición. La actitud de ser competitivo para Ponerte en Marcha.

En nuestro idioma denominamos ambición a aquella inclinación, deseo irrefrenable que manifiesta o experimenta un individuo de lograr dinero, poder, fama, reconocimiento, entre otras cuestiones.

La ambición puede estar localizada especialmente en la consecución de metas profesionales o académicas, es decir, de lograr destacarse y sobresalir en la profesión que se desempeña, en el puesto de trabajo que se tiene, o en su defecto como alumno en la carrera que se está cursando. Esta situación por supuesto demandará por parte del individuo una absoluta entrega hacia el objetivo propuesto, o sea, todo cuanto haga debe estar orientado a no pasar desapercibido y aún más, a obtener honores por el desempeño de excelencia.

Otras cuestiones insoslayables alrededor de la ambición es la ausencia de conformismo y una total distancia respecto de la mediocridad, es decir, son dos conceptos que no compatibilizan con la ambició
n porque en la ambición siempre se estará moviendo hacia adelante para procurar un estadio de vida mejor algo que obvio no sucede a quienes se conforman con lo justo y necesario.

Ahora bien, es importante mencionar que este concepto puede tener una connotación tanto negativa como positiva, la cual estará determinada especialmente por los métodos que el individuo utilice para satisfacer ese deseo de obtener riquezas, bienes o reconocimiento.

Si el individuo en cuestión emplea su esfuerzo, sus ganas y su inteligencia para abrirse camino, avanzar, desarrollarse y de alguna manera contribuir al bien común con sus acciones, obviamente, estaremos ante una ambición positiva, en cambio, si la persona emplea recursos ilícitos y daña a otros pares en ese ímpetu enriquecedor, entonces, estaremos ante una ambición muy dañina y negativa.


A la persona que dispone de esta inclinación la denominamos popularmente como ambiciosa/o.

La mayoría de nosotros consideramos la ambición como algo negativo, solemos utilizarlo de manera peyorativa porque nos viene a la mente la típica persona con una filosofía muy clara “el fin justifica los medios”. Socialmente sabemos que destacar no está bien visto, como tampoco el inconformismo y mucho menos la ambición, pero si queremos mejorar cualquier aspecto de nuestra vida, la ambición es un motor necesario.
“Los emprendedores somos valientes y ágiles, pero poco ambiciosos en cuanto a nuestros planteamientos de crecimiento e internacionalización. Y esto nos hace poco atractivos de cara a los inversores en las fases posteriores del proyecto, lo que nos coloca en un escenario muy complicado”.

“Muchos emprendedores se obsesionan más en el éxito de conseguir dinero que en hacer un negocio creíble y rentable a medio y largo plazo. Y es un planteamiento erróneo: la ambición siempre tiene que ir enfocada al proyecto y no al dinero, porque cuando alguien emprende y busca un proyecto, es muy posible que acabe ganando dinero. Sin embargo, cuando alguien busca dinero, casi seguro que acabará perdiéndolo todo, incluido el proyecto”

¿El carácter competitivo es bueno para el emprendedor?

Se habla mucho sobre si la ambición y el carácter competitivo son buenas o malas cualidades para los emprendedores. Ciertamente no se si son buenas o malas, pero os voy a contar mi experiencia y me encantaría que comentaseis la vuestra.

Si un emprendedor crea una empresa y debe competir en el mercado, ¿Debe entenderlo como un deporte para “pasar el rato” o de competición?

Claramente, si te olvidas de la competición y pasas por alto que esto es una jungla, corres el peligro de que tu competencia te pase por encima, te pisotee y te destruya sin piedad. ¿Es eso lo que quieres?


Cuesta mucho crear una empresa, cuesta mucho hacerla crecer y todavía cuesta muuuuucho más mantenerla sostenible en el tiempo. Incluso entrenando duro todos los días, teniendo ganas de ganar y siendo constante, tienes altas probabilidades de que tus contrincantes te tiren del mercado, ¿Cómo será de fácil que lo hagan si no estás atento al 100%?

¿Y la ambición? Hay muchas formas de definir este término. Según la RAE, la definición textual es: “Deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama”
Ardiente ha de ser el deseo o no será deseo. Las cosas se desean ardientemente o son frías. Poder, en términos de mercado significa ser líder ¿Es malo querer ser líder en un sector? En cuanto a las riquezas creo que puedo pasarlo por alto, cualquier empresa quiere riquezas y si las consigue y las comparte con su equipo pues mejor que mejor. Dignidad, en si mismo, ya es un término positivo, sin interpretaciones posibles. Y la fama puede ser una consecuencia del éxito de una empresa o simplemente una estrategia de marketing que puede ayudar.

Ahora, coge cualquier emprendedor, quítale el carácter competitivo, elimínale la ambición y dime ¿qué te queda?

Tú, no pierdas la ambición y Ponte en Marcha!


Riesgo e incertidumbre dos caras de la misma moneda.

Una de las características a las que se suelen aludir cuando se habla de las condiciones necesarias para ser emporendedor es la de superar la aversión al riesgo. Identificar negocio con riesgo es una de las cosas más naturales, sin embargo, los emprendedores de éxito no se caracterízan, precisamente por su temeridad, sino por todo lo contrario. 


Todo emprendedor sensato evita el riesgo. La capacidad de los emprendedores para asumir riesgos es un mito, desde el punto de vista de que la temeridad está enfrentada con las pautas fundamentales de un buen negocio, planificación y gestión.

No cabe duda de que en todo negocio hay un componente de incertidumbre, pero el riesgo y la incertidumbre no son la misma cosa.

El riesgo se refiere a la probabilidad o proximidad de sufrir un daño, la incertidumbre es la falta de certeza o de seguridad sobre nuestra situación o sobre los efectos de nuestras actuaciones. El emprendedor debe centrarse en reducir el riesgo y manejar las situaciones de incertidumbre.
La incertidumbre sobre la idoneidad de nuestro planteamiento, sobre si los resultados que obtendremos cumplirán nuestras previsiones o si nuestra capacidad de gestión de los recursos será la adecuada para sacar el mejor rendimiento a nuestra organización, no debe confundirse con el riesgo.

Y esa incertidumbre puede ser la misma que tiene cualquier persona que empieza a trabajar en una nueva empresa, el que forma una familia o el que se plantea cualquier otro cambio en su vida. Es la misma incertidumbre que puede tener un trabajador que, en unas circunstancias como las actuales, no sabe si podrá mantener su puesto de trabajo el próximo año, o el desempleado que busca un trabajo.


El miedo es una especie de sensación que se genera cuando se percibe peligro o riesgo, por lo que el proceso del emprendimiento, por llevar impresa una buena dosis de incertidumbre y riesgo, es un constante disparador de emociones de temor. Sin embargo, por lo general los emprendedores somos sujetos que amamos el riesgo y la incertidumbre. Estamos cargados de adrenalina y tenemos una enorme voluntad para definir y concretar nuestro emprendimiento.

El emprendedor debe rebajar el nivel de riesgo en todas las decisiones que tome y minimizar el impacto que las incertidumbres pueden tener en el desarrollo de su estrategia y gestión empresarial. La mejor manera de conseguir todo esto no es superar la aversión al riesgo, sino trabajando para reducirlo y, en la medida de lo posible, transformarlo en incertidumbre.
Hay dos tipos de personas: las que necesitan sentirse seguras y las que repelen la certidumbre de la seguridad. Los primeros probablemente nunca sean emprendedores. Los segundos, tarde o temprano, de un modo u otro, lo serán. 

Aquellas personas que rechazan la incertidumbre y el riesgo, nunca serán emprendedoras, mientras que el emprendedor disfruta con esa inseguridad, esos riesgos calculados, esos malabarismos para mantener el equilibrio. Ser emprendedor es un modo de entender la vida, una manera de enfrentarse al mundo, una forma distinta de interpretar las cosas. Esa interpretación diferente, la emoción de lo desconocido, la intriga de lo que está por llegar, es lo que procura al emprendedor su energía y un gran placer.

Tal vez la razón más fuerte de porqué le tememos al fracaso y no abrazamos el riesgo ni la incertidumbre es porque confundimos derrota con aprendizaje. Hemos hecho de la palabra derrota un sinónimo de fracaso, y nada más lejano. El sinónimo que mejor identifica la palabra fracaso es aprendizaje.

No permitas que el temor al fracaso, la incertidumbre y a correr riesgos maten tu espíritu emprendedor y Ponte en Marcha!



Actitud y Acción de emprender y Ponerse en Marcha.

El término emprender viene del latín que significa tomar. Con el paso del tiempo, la palabra empezó a tomar forma cuando se empezó a usar en varios campos de la sociedad, hasta cuando el idioma francés transformó la palabra en entrepreneur, palabra ya muy conocida en el idioma inglés y aceptada en el mundo, que en nuestro idioma español, se convirtió en emprendedurismo. Esta palabra pasó a tener el significado de: tomar algo para mejorarlo o hacer un cambio significante. 

Si nos cogemos el Diccionario de la RAE, en su primera acepción nos habla de emprender como acción de comenzar un negocio y puntualiza además que encierre dificultad o peligro. ¿La acción verbal en sí misma es una actitud? No me convence mucho, así que continúo leyendo hasta encontrar en las postrimerías del significado de la palabra algo relacionado con la actitud y… ¡voilà!: Tomar el camino con resolución de llegar a un punto. ¡Ésta sí me gusta! Lo malo es que si la cogemos literalmente, todas las mañanas que me dirijo de casa a mi trabajo, me convierto en un emprendedor. ¡Ostras! y cuando voy al la oficina de desempleo también… Aún así, me gusta más que la definición de emprendedor que viene en ese mismo Diccionario que habla de emprender acciones dificultosas o azarosas. ¿Que por qué me gusta más la primera? Porque en la definición del verbo se introduce algo fundamental y es el destino, meta o fin, no sólo la acción, sin más. Y ahí, reside el quid. 

La palabra emprender no sólo hace referencia al hecho de crear una empresa, sino a la actitud de llevar una acción adelante a pesar de los riesgos que ésta pueda conllevar. 

Aunque son muchas las actitudes que podemos asumir en la vida ante diferentes situaciones, una resulta clave para asegurarnos el éxito en cualquier empresa. Esta actitud clave es la de responsabilizarnos por los resultados de nuestras acciones

Si asumimos que en la vida nosotros, y solo nosotros somos responsables de los resultados que obtenemos, estaremos ejerciendo nuestro poder para ponernos en marcha y entrar en acción de forma consciente, en lugar de situarnos como simples víctimas de las circunstancias, ¿Qué prefieres?, ¿Cuál crees que pueda darte mejores resultados?, 

Tener una actitud de acción es esencial para emprender. Todo ser humano está preparado para ponerse en acción por naturaleza; sin embargo, unos emplean su capacidad de acción más que otros. Utilizarla ayuda a resolver problemas y librar obstáculos que se presentan en el camino hacia el objetivo, e incluso ayuda a gestionar sentimientos de malestar como el estrés, la frustración y la angustia o rabia, ideando métodos para distraerse, tomar distancia del problema o incluso para cambiar una emoción, como ocurre cuando se aplica el humor. 


Adoptar una actitud de acción es tener una mente abierta para utilizar la imaginación y esforzarse por ver las cosas de manera diferente. Es dejar que las cosas fluyan libremente. Aquellos emprendedores que muestran esta actitud tienden a ser buenos observadores, poniendo en marcha nuevas ideas y explorando nuevas alternativas con espíritu aventurero. Son resolutivos, flexibles y, por lo general, tienen la capacidad para motivarse a sí mismos, así como para reforzarse positivamente cuando afrontan una dificultad o buscan el cambio. 

Y es que emprender y entrar en acción son dos caras de una misma actitud. Que es un emprendedor más que un iniciador, inconformista con una realidad que no acepta y se pone en marcha para proactivamente crear una nueva oportunidad con una actitud de acción y puesta en marcha para alcanzar un objetivo. 

LA ACTITUD SIN ACCIÓN, NO VALE NADA y además es inútil, pasa a la acción y Ponte en Marcha! 

El emprendedor/líder y la orientación al logro

El cambio, la visión y las personas son los elementos comunes que podemos encontrar en cualquier acercamiento al concepto de liderazgo. El emprendedor/líder sitúa el cambio en un lugar preferente de su escala de valores, de manera que no sólo lo asume, sino que lo genera de forma natural. 

“El camino más corto para conseguir gestionar eficazmente el cambio es creándolo uno mismo”, afirma Peter Drucker. El cambio está precedido e impulsado normalmente por la visión de futuro, que va más allá de las capacidades y entorno actual de la organización. La visión representa el lugar imaginado que se desea alcanzar, es decir, el lugar hacia donde el emprendedor/líder avanza en sintonía con los intereses de las personas que le siguen. 

El concepto de liderazgo evoluciona continuamente y se identifica, hoy día, con personas que se preocupan de su propio desarrollo como ser humano y del de sus colaboradores y compañeros. La presencia de un liderazgo destacado se detecta en organizaciones donde abundan personas íntegras, motivadas y controladas por sí mismas, predispuestas a aprender, sin necesidad, incluso, de programas reglados de formación; es decir, personas capaces de ejercer auto-liderazgo en beneficio propio y en el de sus organizaciones. 

Por tanto, podemos definir el liderazgo como la capacidad de promover el progreso continuo desde una predisposición al cambio y una visión compartida, que ilusiona y mueve a las personas para alcanzar las metas deseadas en cada momento. 

 Las cualidades del emprendedor/líder 

Si bien, la mera enunciación de una serie de cualidades de líderes sobresalientes puede resultar insuficiente para intentar explicar en toda su dimensión el concepto de liderazgo, la identificación de algunas características específicas en función de determinados criterios nos pueden ayudar a comprender por qué hay personas que sobresalen de la media en determinadas condiciones. 

Asociadas a los elementos del liderazgo podemos destacar algunas cualidades:
Visión-cambio. La formulación de la visión implica recorrer mentalmente un proceso de cambio o tránsito entre una situación de origen y otra situación de destino. 


Personas. El liderazgo no se puede concebir sin las personas, y las señales de un liderazgo sobresaliente aparecen principalmente entre emprendedores/líderes: ¿están rindiendo todo su potencial? ¿aprenden? ¿sirven? ¿alcanzan los resultados requeridos? ¿cambian de buena voluntad? ¿manejan los conflictos? 

Preparados para la acción y la consecución de logros. La orientación al logro y a los resultados es la capacidad para actuar con velocidad y sentido de urgencia cuando son necesarias decisiones importantes para cumplir con los objetivos, atender las necesidades del cliente o mejorar a la organización, superando los obstáculos.
 
La orientación al logro. Se entiende como la persistencia para conseguir metas y objetivos personales, en este caso, emprender un negocio.

El emprendedor /líder tiene que saber dónde quiere llegar y estar en disposición de realizar todo lo necesario para lograrlo. Por eso, esta capacidad se relaciona con otras como la voluntad de finalizar correctamente las tareas que se comienzan, y con la energía vital y con el entusiasmo, necesarios para conseguir logros de largo recorrido. 


Las personas dotadas de esta competencia, se hallan orientadas hacia los resultados y poseen una motivación muy fuerte para cumplir sus objetivos y sus exigencias, no vacilan en afrontar objetivos desafiantes y en asumir riesgos calculados, recaban la información necesaria para reducir la incertidumbre y descubrir formas más adecuadas de llevar a cabo las tareas en las que se hallan implicados. Buscan información con respecto a sus logros, es decir buscan una retroalimentación y no solo a nivel económico. 

Quien cuenta con esta competencia cuenta con una determinación para fijar las propias metas de forma ambiciosa, por encima de los estándares.

Orientarse al logro es el resultado de un convencimiento, y en el emprendedor/líder no caben las dudas o inseguridades a pesar de los obstáculos, sin embargo el elemento posibilidad, es el deseo y decisión expresada con un QUIERO, la capacidad es la facultad más allá de cualquier obstáculo, la capacidad es la preparación con la cual PUEDO y el merecimiento es un estado de ánimo con el cual se demuestra la confianza, para poder afirmar estoy SEGURO. 

Para ser un emprendedor/líder, trabaja tú orientación a la acción y al logro de resultados, y Ponte en Marcha!.

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