miércoles, 13 de enero de 2016

Contra el Síndrome de Peter Pan: Madurez, Desarrollo y Responsabilidad.


Mientras somos niños estamos en una etapa en la que somos completamente dependientes y al ser así nos acostumbramos a buscar los motivos de las cosas en nuestro exterior.

Según nos hacemos adultos, si no aprendemos lo contrario, conservaremos esta dependencia y añoraremos lo que se conoce como pseudo-seguridad de la infancia; ese periodo de la infancia en el que alguien nos cuida, nos da de comer y nos viste, nos proporciona un hogar y un colegio, etc. 

En ese periodo no hay que preocuparse porque alguien se ocupa de todo. Cuando llegamos a la escuela allí también hay alguien que se ocupa de nosotros, y si nos descuidamos llegamos al mundo del trabajo donde una vez más alguien se ocupa de nosotros. Siempre hay alguien ajeno a nosotros en última instancia que se responsabiliza de nosotros. 

Hay un momento en la vida de toda persona en donde uno tiene que enfrentarse con la situación de que es responsable de su vida. Ese es un momento clave en donde hay que dar un gran salto... un gran salto que le permitirá a uno entrar en el mundo de la madurez

Imaginemos un abismo enorme. A un lado la tierra de la infancia, en donde uno depende de los demás, donde no corre riesgos personales porque siempre está protegido. En el otro lado la tierra de la madurez, en donde uno es responsable de su vida, donde uno corre riesgos reales que dependen de uno mismo. Cada uno de nosotros tiene que tomar la decisión de dar ese salto

Si decidimos no saltar permaneceremos en la tierra de la infancia para siempre

Si decidimos saltar podremos crecer y desarrollar nuestra plena capacidad como seres humanos. Este salto a veces viene impuesto por las circunstancias y otras veces se hace de forma progresiva, pero siempre hay un momento en el que nos damos cuenta de que somos completamente responsables de nuestra vida, que somos los responsables de nuestro destino y que empezamos a construir nuestro futuro. 

Algunas personas no quieren dar el salto y se casan con alguien que les cuida, buscan un trabajo sin responsabilidades, dicen que no han podido disponer de medios económicos, o que han vivido en una época de dificultades económicas. 

Cuando uno decide tomar sólo algo de responsabilidad lo normal es que se falle, uno se responsabiliza o no se responsabiliza. Si saltamos con poco impulso caemos por ese abismo al valle de las excusas. Las excusas impiden avanzar y debilitan. 

Buscar excusas para justificar nuestros fracasos es fatal para el éxito, para conseguir metas. 

El primer paso para asumir la responsabilidad es olvidarse de las excusas, no hay excusas que valgan. 

Nosotros somos quienes decidimos madurar o no, es decir, asumir responsabilidades o no, pero si queremos desarrollar nuestro potencial humano al máximo hemos de hacerlo. 

La vida es una sucesión de retos, dificultades y obstáculos que hemos de afrontar. 

La diferencia entre las personas que les va bien y las que les va mal no son los problemas, porque todo el mundo tiene problemas (en muchos casos más serios de lo que podemos imaginar). La diferencia está en las respuestas que damos a los problemas. 

Cada persona crece como ser humano en la medida en que hace frente a los retos que se le presentan, en la medida en que responde con eficacia a los problemas que se le plantean, sin excusarse. 

Si decidimos hacer frente a los grandes retos de la vida, debemos empezar a hacer frente a los pequeños retos de todos los días. Para ello hay que aceptar responsabilidades, negarse a buscar excusas y seguir adelante. 

"Si algo ha de cambiar, sólo depende de mí"

Si queremos que nuestra vida cambie somos nosotros quienes hemos de hacerla cambiar. El punto de partida hacia el éxito, hacia nuestras metas, consiste en la aceptación sin reservas de una responsabilidad completa e incondicional. Ponte en Marcha!

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