miércoles, 13 de mayo de 2020

El ecosistema emprendedor frente a la burbuja emprendedora.


Los emprendedores, el ecosistema y la burbuja emprendedora.
El ecosistema, concepto y definición: Un ecosistema es un sistema biológico constituido por una comunidad de organismos vivos (biocenosis) y el medio físico donde se relacionan (biotopo). 
1- Se trata de una unidad compuesta de organismos interdependientes que comparten el mismo hábitat.
2-​ Los ecosistemas suelen formar una serie de cadenas que muestran la interdependencia de los organismos dentro del sistema. 
3-​ También se puede definir así: «Un ecosistema consiste de la comunidad biológica de un lugar y de los factores físicos y químicos que constituyen el ambiente abiótico». 
4-​ Se considera que los factores abióticos y bióticos están ligados por las cadenas tróficas o sea el flujo de energía y nutrientes en los ecosistemas.

Introducción del concepto y ecoevolución. ​Este concepto, que fue introducido en 1935 por el ecólogo inglés A. G. Tansley, tiene en cuenta las complejas interacciones entre los organismos (por ejemplo plantas, animales, bacterias, protistas y hongos) que forman la comunidad (biocenosis) y los flujos de energía y materiales que la atraviesan.

Aclarado el concepto, exploremos la relación. Sí el fenómeno emprendedor es un ecosistema, en mi opinión la acepción del concepto de la definición que mejor lo representa es un compendio del punto tres y cutaro, como una comunidad de optimistas en un lugar físico y factores emocionales en el ambiente abiótico que influyen en los proyectos que se desarrollan en él ligados por cadenas tróficas de flujo de energías que se retroalimentan entre sí.

En la ecología, la ciencia que estudia los seres vivos y su interacción con el medio ambiente, existen varias teorías que tratan de explicar cómo el número de especies afecta a las funciones de un ecosistema. Una de ellas es la llamada “hipótesis de la redundancia”, descrita por Brian Walker que plantea la existencia de una especie “singular” de que depende todo el funcionamiento de un ecosistema y otro conjunto de especies llamadas “redundantes” que contribuyen poco o nada al funcionamiento de dicho ecosistema. Las especies redundantes cumplen una labor de recambio en cado de que la especie singular deje de funcionar o colapse. De esta forma se asegura el equilibrio del ecosistema.

En todo ecosistema abundan las especies redundantes y escasean las especies singulares u originales, mientras que en la Naturaleza, las especies singulares y redundantes puede convivir en un mismo ecosistema; en el ecosistema de los negocios y del emprendimiento no es posible esta convivencia. Aquí las especies singulares suelen eliminar a las redundantes.
En el campo de la ecología, mientras mayor sea el número de redundancias, más confiable y estable será un sistema. En los negocios sucede algo similar. A mayor número de productos redundantes, más estable y predecible se vuelve un ecosistema. Los ecosistemas emprendedores están copados por empresas que compiten con productos indiferenciados. Estos ecosistemas suelen ser poco dinámicos, aparentemente estables y de baja rentabilidad. La homogeneidad o redundancia de la oferta contribuye a que los competidores mantengan el status quo del ecosistema sin mayores incentivos para el cambio.

Para trascender en el ecosistema emprendedor se deben buscar nuevas o singulares maneras de hacer lo que hace el resto. Seguir las reglas del juego o copiar los modelos de negocios de “moda” sólo dará al emprendedor una posición peligrosamente defensiva. Aunque nunca es fácil seguir el camino menos transitado, quienes se atreven a hacerlo suelen descubrir nuevas formas de crear valor para el proyecto emprendedor y para el consumidor. En cuestión de emprendimiento, usar el sentido común no es lo mismo que pensar como el común de la gente.

Después de estas reflexiones, yo ya no sé si soy un biotopo emprendedor, o un biotipo empresario que viene de una biocenosis ciclo génica, pero que todavía tiene que correlacionar la interdependencia, los hábitas y las cadenas tróficas y atróficas de algunos de los ecosistemas empresariales singulares, y así generar una defensa para que las consecuencias de la hibernación de la economía por el COVID-19 no me expulse del todo de un ecosistema económico financiero de supervivencia hacia un ecosistema de quiebra y ruina.

En todo ecosistema emprendedor deberían estar presentes los genes proactivos cooperativos y colaborativos, para que los virus del fracaso y el éxito, como dos caras de una misma moneda, no confinen a los emprendedores en la seguridad del propio ecosistema y la dependencia de los propios emprendedores dentro del sistema que comparten el mismo hábitat y financiación pública, sino que potencie la singularidad de cada emprendedor y la interdependencia del ecosistema como vacuna para derrotar al virus del fracaso.
 
De lo dicho anteriormente podríamos concluir que más importante qué el número de proyectos, redundantes, es la singularidad de los mismos, para así no caer en la ley de la redundancia del ecosistema, o lo que es lo mismo en la burbuja emprendedora expuesta a la menor turbulencia vírica para que la haga explotar.

Ecoemprende con singularidad. Ponte en Marcha!.

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