jueves, 3 de diciembre de 2015

Motivación de personas y del personal.


Cuando se habla de motivación del personal en las empresas muchas ideas y buenas intenciones surgen desde las propias organizaciones, sin embargo ¿Cuántas veces eso se manifiesta en los hechos?  
Existe una cita del escritor Truman Capote que siempre me ha gustado, este decía más o menos: “Quien no imagina es como el que no suda, almacena veneno”. 

Cuando se habla de motivación del personal en las empresas a muchas de éstas se les llena la boca con eslóganes encaminados a ensalzar sus excelencias en el trato hacia los componentes de sus plantillas, pero ¿Cuántas veces eso se manifiesta en los hechos? 

Es normal que se simule valorar a los recursos humanos mientras las preocupaciones reales van dirigidas estrictamente a los recursos financieros. 

Muchas empresas se obsesionan con tener el mínimo número de empleados al menor coste posible, creyendo con ello que gestionan bien sus costes. Esto último, no es incierto del todo, como tampoco lo es que un despido deja de ser un coste. Sin embargo, si no se logra obtener de un empleado o directivo lo mejor de sí mismo en cuanto a esfuerzo, dedicación, contribución y resultados tampoco se estará gestionando bien y se despilfarrará dinero del mismo modo. 

La experiencia y una gran cantidad de ejemplos prueban que la motivación contribuye a acrecentar la productividad de una organización

Acerca de la incapacidad de las empresas occidentales para motivar a su personal, existe la clásica declaración de intenciones realizada por el presidente de Sony, que dijo con toda serenidad: “Vamos a ganar y Uds. no pueden hacer nada por evitarlo porque llevan dentro de Uds. mismos las causas de su fracaso”.

A.J. Maslow definió una serie de necesidades que el hombre intenta satisfacer: necesidades de tipo fisiológicas, seguridad, adhesión, realización, estima. Según esto, dichas necesidades se manifiestan casi siempre una tras otra, cuando una necesidad se satisface intentamos satisfacer otra. Aunque no se trata de una regla absoluta, en ciertos casos podemos perseguir simultáneamente necesidades de diferentes niveles.

Dado que en occidente suponemos, y es mucho suponer, que nuestras necesidades más elementales están generalmente satisfechas, entran en juego necesidades de un nivel superior, es decir, de estima y realización. 

En este sentido, la pregunta que nos podemos hacer sería: ¿Qué es lo que nos motiva? 

F. Herzberg, consideraba que el trabajo en sí mismo es el principal factor de motivación, basándose en un análisis realizado a las reacciones de 1685 empleados de nivel, nacionalidad y sector diferentes, enfrentados a distintos incidentes. 

La necesidad de realización, de progresar y de ser reconocido en el trabajo no puede ser satisfecha más que si el estilo de dirección de la empresa permite una organización del trabajo en la cual el personal encuentre los factores de motivación necesarios. 

Tom Peters no dudaba al respecto: “¡Es absurdo¡ Y no son los ejemplos los que faltan, el empleado medio es capaz de levantar montañas, ahora bien hay que pedírselo y crear un clima favorable” 

Estudios recientes demuestran hasta qué punto resulta motivante para el personal llevar a cabo desde la dirección iniciativas del tipo “ser tenido al corriente” a través de una buena comunicación e información del personal, así como lo desmotivante que resulta ser dejado de lado. 

Para saber realmente lo que motiva o desmotiva a un miembro del personal, lo más acertado y sencillo no es otra cosa que preguntarle. En el Reino Unido ciertos servicios de la función pública organizan entrevistas de motivación en cuyo transcurso los superiores jerárquicos interrogan a sus colaboradores sobre su función actual, anterior, realizaciones, satisfacciones, aspiraciones, de forma que comprendan mejor aquello que les motiva. Estas iniciativas ejercen una influencia muy positiva en el sentimiento de ser importante y reconocido por la dirección.

Una empresa no es más que la suma de las personas y capacidades que la componen, movilizar ese potencial ilimitado puede resultar apasionante y los resultados inimaginables. 

Citar en estas breves líneas, todas las iniciativas para estimular la motivación haría necesario más espacio y tiempo, pero la idea parece clara: el personal de una empresa, la que sea, es quien en última instancia pondrá en marcha todos los recursos de esta (financieros, físicos y técnicos). Entonces ¿Por qué negarles ser el mejor aliado de quien les dirige?. A mí modo de ver, esto no se convierte en una opción, más bien, en los tiempos que corren, es ya una obligación, de la que no pueden huir los que tienen responsabilidades sobre otras personas, que si bien no pueden motivar a las personas, "yo no puedo querer por tí", si pueden favorecer la auto motivación, o lo que es lo mismo no desmotivar al personal.

Ponte en Marcha y no desmotives al personal, y si puedes refuerza su auto motivación.

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