lunes, 21 de septiembre de 2015

La trampa de la actividad.


Una razón por la que existe una organización inadecuada es que estamos tan ocupados que simplemente no nos paramos a pensar en si lo que estamos haciendo realmente nos lleva a algún puerto

El problema es que si permitimos que las cosas sigan su curso, podemos caer en la trampa de la actividad. 

Si caemos en la trampa de la actividad, quizás pertenezcamos a uno de estos tipos de persona
1- El apaga fuegos: Nos dedicamos a apagar fuegos si nunca tenemos ni un minuto que perder y siempre estamos en estado de pánico, tratando los asuntos que son prioridad total, urgentes o vitales. El problema con la gestión de la crisis es que normalmente es muy estresante para todo el mundo implicado y provoca que las personas reduzcan el tiempo y la eficacia que dedican a las cosas o que cometan errores. 
  
2- El blando. Somos unos blandos si siempre estamos a la disposición de los demás, aunque sepamos que ya nos encontramos bajo presión. Por desgracia, encargarse de los problemas de otras personas significa que tenemos poco tiempo para dedicar a nuestras propias prioridades. Además, privamos a los demás de afrontar responsabilidades o de tomar sus propias decisiones. 

3- El burro. Somos como un burro en una rueda de molino si estamos atrapados en un rutina aburrida en la que hacemos lo mismo día tras día, o semana tras semana. Nuestra vida puede que sea fácil, pero las actividades son poco estimulantes. Es posible que nos sintamos frustrados porque estamos estancados en la una rutina que no nos lleva a ningún sitio. 

4- El que todo lo prueba. Somos una persona de la que lo prueba todos si pasamos de una actividad a la siguiente, siempre buscando la satisfacción, pero nunca la encontramos en realidad. En este caso, el problema estriba en que jamás concentramos nuestros esfuerzos en dominar un área única de nuestra vida. 

5- El tornado. ¿Vamos por la vida a 150 km por hora, llenando cada día por completo, sin detenernos para tomarnos un respiro? En este caso, la dificultad es que probablemente nos estresemos nosotros mismos y a los que nos rodean, incluso sin darnos cuenta. Quizá temamos detenernos un segundo, porque, si lo hacemos, tendríamos que considerar donde nos lleva al final.

No caigas en la trampa de la actividad y Ponte en Marcha!

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