viernes, 9 de septiembre de 2016

Lo que las empresas y los emprendedores buscan y las universidades no enseñan (9) INTELIGENCIA INTERPERSONAL.


Lo que las empresas y los emprendedores buscan y las universidades no enseñan. 

NTELIGENCIA INTERPERSONAL 

Una de las habilidades profesionales más valorada en el mundo corporativo actualmente es la de mantener buenas relaciones con las personas en general, de colegas a superiores y subordinados, y de clientes a proveedores. 

No faltan motivos para ello. Las empresas necesitan personas que trabajen bien en equipo, compartiendo conocimientos y competencias, y también personas capaces de tener una gran relación con clientes y socios de negocios, pues la buena atención al cliente está a la orden del día. Las habilidades sociales están muy valoradas en el mercado laboral. Se asocian con la inteligencia emocional el equilibrio, y ayudan a aprovechar el networking, la red de contactos profesionales que abre puertas a la carrera profesional. 

Por tanto, relacionarse bien es uno de los grandes desafíos para la mayoría de nosotros. Pregunta a un gestor de recursos humanos lo que le pediría al genio de la lámpara maravillosa y muy probablemente dirá: “¡Deseo que los empleados de mi empresa se lleven bien!”. Gran parte de los problemas corporativos están ligados a los problemas de relación, que traban el flujo de información, comprometen la productividad, “enrarecen” el ambiente, provocan tensiones, estrés, desentendimiento y todo tipo de tiranteces. 

Para vacunarnos contra estos problemas necesitamos invertir en inteligencia personal, y lo primero es comenzar a ver las relaciones como oportunidades para nuestro propio desarrollo como ser humano. En una relación, las personas son espejos unas de otras, y lo que nos incomoda es precisamente lo que no somos capaces de percibir en nosotros mismos, o sea: los defectos que vemos en los demás son los que tenemos nosotros. 

Para ilustrar este concepto acostumbro a decirle a la gente que apunte con el dedo índice hacia delante, estiren el pulgar hacia arribe y dejen los tres dedos restantes doblados sobre la palma de la mano. Ese gesto significa que aquello que percibimos de los demás (índice) es tres veces mayor en nosotros (dedos doblados) y Dios (pulgar) lo atestigua. 

Supongamos que tienes dificultades para relacionarte con personas autoritarias. Cuando llegan con sus órdenes y exigencias, te pones tenso y generalmente te desentiendes de ellas, pero, ¿por qué te ocurre eso? Pues es porque tu personalidad también tiene un aspecto autoritario, que no acepta obedecer órdenes de nadie. Si no fuese así, no te incomodaría el autoritarismo de los demás ni entrarías en conflicto con ellos. Podrías, además, lidiar tranquilamente con los mandones que se cruzan en tu camino y utilizar la asertividad para impedir que cometan excesos. 

¿Te das cuenta de cómo funciona el tema de las relaciones? Entonces, en lugar de discutir y desentenderte de los demás, procura conocer los aspectos de tu personalidad que hay que trabajar para estar bien, evitando entrar en la dinámica de las personas difíciles. Sé consciente de lo que quieres y de lo que no quieres. Piensa antes de hablar, refrena tus impulsos y mantén el control emocional y el discernimiento. A medida que ejercitamos esta técnica y ampliamos la percepción sobre lo que nos jugamos con las relaciones, nuestra habilidad de tratar a los demás será cada vez mayor. 

Afortunadamente, el juego de los espejos de las relaciones tiene un aspecto positivo. Cuando buscamos en los demás algo mejor, más noble o más bonito, estamos exaltando las mismas cualidades en nosotros. Empieza a llamar a la gente utilizando adjetivos positivos, como “inteligente”, a elogiar sus cualidades y puntos fuertes; verás cómo, incluso las más retraídas, acabarán acercándose y estando muy a gusto con tu presencia. Utilizo mucho ese recurso y te digo con toda seguridad que no falla. 

El secreto para unas buenas relaciones, en cierto modo, se resume en dar aquello que nos gustaría recibir de los demás. Si queremos respeto, ofrezcamos respeto; si queremos amistad, ofrezcamos amistad; si queremos confianza, ofrezcamos confianza. Si lo pensamos bien, no es tan difícil... 

Por unas relaciones personales inteligentes, Ponte en Marcha!

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