miércoles, 10 de junio de 2015

“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”


¿Cuántas veces hemos oído esta frase? ¿Cuántas veces la empleamos para motivar a los demás? ¿Cuántas para motivarnos a nosotros mismos?  

Tenemos que reconocer que no siempre damos lo mejor de nosotros mismos, que nuestro trabajo no es tan bueno como podría ser; en definitiva, que no nos empleamos a fondo. Lógicamente no se trata de matarse, pero sí de planificar, optar por la eficacia como la única clave posible para conseguir lo que nos proponemos.

Lo peor de todo es que el mañana es más incierto de lo que pensamos. Las circunstancias que nos rodean hoy pueden no estar presentes al día siguiente, aunque sólo hayan pasado unas horas. Los imprevistos pueden surgir de la noche a la mañana, y entonces, ¿qué? Nuestro sueño se habrá disipado.

Es cierto que siempre surgirán nuevas posibilidades, pero si siempre adoptamos la misma actitud hacia ellas, es muy probable que nunca lleguemos a disfrutar de nuestra vida. 

No utilices la compasión para defenderte. Quizás tenías previsto para hoy, día anterior a la presentación de un proyecto o idea, preparar power point, pero te levantas con un dolor de cabeza increíble. La única excusa posible, lo único que te tranquiliza, es pensar que tú no tienes la culpa, pero no lo utilices para intentar justificar que el examen te haya salido peor; en tus cálculos debía estar previsto lo imprevisto. 

Es cierto que en algunas ocasiones parece que la mala racha nos persigue, pero si la utilizamos continuamente para compadecernos de nosotros mismos, no sólo nos estancaremos, sino que todo lo que suceda pasará a ser visto desde un punto de vista negativo y pesimista. Ponte las gafas del optimismo y acepta de forma inteligente lo que te sucede para poder, incluso de ello, sacar el máximo partido.

No por mucho madrugar ... 

Parece que este post va de refranes y es que realmente encontramos expresiones que nos ayudan a ver la vida desde la realidad y la objetividad. ¿Para qué preocuparnos si hasta mañana no podemos ir al banco a protestar por un recibo que nos han cobrado dos veces? Si hasta mañana no puedes hacerlo, intenta relajarte. Está bien que imagines en tu mente los pasos que vas a dar para solucionar tu problema: qué vas a decir, qué papeles te ayudarán a justificar tus derechos, ... Todo esto te hará las cosas más sencillas. Pero ¿qué pasa cuando tu mente se empieza a llenar con pensamientos como los siguientes: seguro que no me quieren devolver el dinero, no van a querer comprobar los otros justificantes ...? Nadie nos asegura que no puedan surgir nuevas dificultades, pero ¿para qué anticiparlas si todavía no ha amanecido? 

Un nivel adecuado de activación puede ser esencial para realizar con éxito la actividad que tienes programada para el día siguiente. Un emprendedor que se acuesta pensando en la presentación del proyecto o idea que tiene que hacer, que empieza a imaginar lo que hará y que repasa mentalmente aquellos contenidos fundamentales, conseguirá una mayor eficacia que aquel emprendedor que se repite constantemente que la presentación le irá mal. Ni yo ni nadie podemos asegurarle que la presentación vaya a ir bien, pero te puedes convertir en el profeta de tus fracasos si, antes de hacer el examen, anticipas el fracaso. No te preocupes si estás algo nervioso, es algo completamente normal. Esta actividad te permitirá estar más atento y receptivo para apreciar mejor las cosas. Tienes que darle su justa importancia y no intentar luchar contra ella, pues es posible que te pusieras más nervios. 

“El hábito que hace de la vida un proverbio” Ponte en Marcha!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ayúdanos a Ponernos en Marcha y comparte tu experiencia, comentario u opinión. Juntos emprederemos la ruta del éxito.