miércoles, 8 de abril de 2015

Actúe con decisión

Una de las características del emprendedor consiste en actuar de manera decidida y resuelta, lo cual inspira confianza y motiva a quienes lo siguen. 
Diligente e inteligente. La diligencia ejecuta presto lo que la inteligencia ha pensado con calma. La prisa es una pasión de necios, al contrario, los sabios suelen pecar de lentos. Malogra tal vez una buena idea la ineficacia de la indecisión al actuar. La presteza es madre de la dicha, obró mucho el que nada dejó para mañana. Augusta empresa, correr despacio.
Baltasar Gracián
 
Lección magistral donde las haya: “augusta empresa, correr despacio”. El emprendedor siempre debe afrontar decisiones. La evolución es continua y no permite avanzar sin cambios permanentes que nos permitan evolucionar, como mínimo, al mismo ritmo que nuestro entorno. Esto implica constantes análisis de situación abocados a una búsqueda y elección de alternativas. Y ahí surge muchas veces la duda ¿esperar o actuar? ¿seguir analizando o avanzar?

Evite el peligro de la indecisión. La experiencia marca que la peor decisión es siempre la indecisión. Si el temor a equivocarnos paraliza nuestra proactividad, más nos vale dedicarnos a otra cosa, pues está claro que la emprendeduría no es nuestro territorio. 

Mantenga la coherencia y sea consecuente. Huya de las temeridades, sea consecuente con sus principios y valores, reflexione concienzudamente las decisiones estratégicas y, una vez que se haya marcado la meta, empiece a caminar sin dilación y con paso firme.
Las más de las veces los planes fracasan por falta de valentía de los que debieron tomar las decisiones. Otras tantas porque cuando se decidió una política, a la hora de llevarla a la práctica sólo se hizo a medias, por si acaso, logrando en lógica consecuencia un resultado mediocre.
 

Aprecie el valor de los errores. El emprendedor  no tiene bolas de cristal, ni puede esperar al lunes para acertar sobre seguro la quiniela pasada. Debe actuar de forma inteligente y con presteza. ¿Asegura eso más de un error?, desde luego, y triste futuro le aguarda al directivo que nunca yerra, pues es señal inequívoca de que nunca decide y ésa será, precisamente, su perdición. No hay excusas. Decidir no hacer nada ya es una decisión, y, por tanto, los que tomaron esa opción son igualmente responsables de sus consecuencias.  

Sea proactivo. Demasiado a menudo no se consiguen mejoras importantes porque no se prueban nuevas formas. Una máxima dicta: “Si sigue haciendo lo de siempre obtendrá los resultados de siempre. Si quiere algo mejor tendrá que hacer cosas diferentes”. Por ello es que nunca se debe renunciar a probar algo distinto por miedo a los cambios. Si la opción se estima con un riesgo excesivo, es de inteligentes buscar otra elección, pero si no hay pruebas concretas que demuestren que el cambio supondrá algo peor, hágalo. Y no se trata de acertar a la primera, pues cada intento ofrecerá nuevos panoramas que antes no se podían contemplar, y le sugerirán nuevos cambios que mejorarán la primera idea y corregirán los defectos encontrados.  

¡Atrévase! Dé, por tanto, prioridad a la acción sobre la inacción. Al atrevimiento sobre el exceso de prudencia, que el exceso todo lo hace malo, pues hasta lo más dulce, en exceso, se convierte en empalago. Lo que deba hacer hágalo. Eso sí, bien hecho. Y si tiene que fracasar, que no sea por no haberse atrevido, pues el sinsabor de la derrota será doble: por un lado, el resultado en sí y, por otro, lo que es peor, saber que fue por culpa de la propia negligencia y sin saber qué hubiera pasado de hacer lo que debía haber hecho. Si hay que caer, que sea por avanzar, por hacer lo que uno creía adecuado, y la recompensa a este espíritu será siempre merecer la “suerte” del que estaba buscando, del que lo intentó, pues la suerte no llega sola, se provoca hasta merecerla.  

Ser decidido. Menos dañosa es la mala ejecución que la irresolución. Ingenioso suele ser ver las dificultades, pero más lo es el hallar salida a los inconvenientes. Los hay de gran juicio y determinación que no se detienen ante nada, nacieron para sublimes empleos, porque su despejada amplitud de visión facilita el acierto y la resolución. Ya se tiene el NO, váyase en busca del SÍ con destreza, que las más veces no se consigue porque no se intenta.
Baltasar Gracián
Actúa con decisión y Ponte en Marcha!

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