miércoles, 22 de julio de 2015

Cinco actitudes que dificultan el trabajo en equipo.



Los equipos de trabajo están formados con personas en contacto constante, lo que hace que dentro de ellos se reproduzcan las mismas situaciones que en cualquier otra interacción social.

La mala relación entre las personas que forman parte de un equipo puede dar al traste con todo el proyecto, por lo que es importante buscar grupos equilibrados en los que nadie ponga notas discordantes, en los que todos remen en la misma dirección.

Puede parecer difícil formar un equipo en el que se respire paz y armonía, pero si tienes un poco de cuidado a la hora de seleccionar a los miembros, es posible evitar estas discordancias. 

Hay cinco actitudes en las personas que pueden propiciar que en un equipo se creen malas relaciones; si adviertes que tus colaboradores presentan alguna de ellas, intenta hacerles ver que están lastrando al resto: 

1. Egocentrismo. A nadie le gusta tratar con personas con grandes egos. Los egocéntricos monopolizan las conversaciones y siempre llevan el tema a sus opiniones, sus capacidades, sus logros, etc. Están tan centrados en sus propios intereses que nunca tienen en cuenta los de los demás, y si se quiere lograr el éxito en un equipo, hay que trabajar más para el resto que para uno mismo. 

2. Falta de reflexión. Las personas que sacan conclusiones precipitadas no suelen lograr sus objetivos. A menudo prejuzgamos a las personas y a las circunstancias por las apariencias sin investigar suficientemente en qué se fundamentan.
 Es bien sabido que las apariencias pueden engañar, y las personas que nos pueden llevar a lograr nuestros objetivos pueden acercarse a nosotros vestidas con traje y corbata o en vaqueros. 

3. Actitudes negativas. Algunas personas son especialistas en atraer la mala suerte porque la potencian con sus actitudes negativas. Siempre están convencidos de que las cosas van a salir mal, y, consecuentemente, salen mal. 

4. Deseo de reconocimiento. Es natural desear que la gente nos quiera, y todos extraemos fuerza e inspiración de nuestros amigos; la calidez de la amistad es un gran motivador, pero si intentamos lograr el reconocimiento de los demás a cualquier precio, la relación habrá perdido valor como tal. Alguien que actúa buscando el reconocimiento deja de respetarse a sí mismo, y las personas que le rodean dejan de respetarla también. El respeto de los demás se logra proponiéndose metas altas y tratando de lograrlas con coherencia. 

5. Falta de cortesía. Hay personas que van al extremo contrario: interrumpen a los demás y sueltan lo que les pasa por la cabeza sin tener en cuenta los sentimientos de la otra persona. Piensan que el mundo funciona según sus esquemas, por lo que no les importa llegar tarde a las citas, por ejemplo, y dejar a la otra persona esperando, lo cual es una gran falta de respeto. Para ellos, hacer concesiones demuestra debilidad, y la diplomacia sólo es útil como herramienta de manipulación. Este tipo de persona es capaz de hacer cualquier cosa para lograr un éxito momentáneo, pero si en alguna ocasión tienen un problema y necesitan ayuda de los demás, se encontrarán con más oponentes que colaboradores. 

Trabaja en equipo y Ponte en Marcha!

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